Árboles caídos, techos dañados y edificios derrumbados a causa del huracán Laura son vistos el viernes 28 de agosto de 2020 cerca de Leesville, Luisiana, durante el recorrido aéreo del gobernador John Bel Edwards a las partes afectadas del estado. AP
Luisiana.- La destructiva marejada ciclónica ha retrocedido y comenzó la limpieza tras el paso del huracán Laura, pero funcionarios a lo largo de esta franja dañada de la costa de Luisiana advertían a los residentes que regresaban que podrían pasar semanas sin electricidad o agua durante los sofocantes días de finales de verano.
Las muertes en Estados Unidos a causa del huracán categoría 4 eran 16 y más de la mitad fueron a causa de intoxicación con monóxido de carbono por generadores que operaban de forma insegura.
El presidente Donald Trump planeaba recorrer los lugares dañados en Luisiana y Texas en las próximas horas.
En el suroeste de Luisiana, la gente recogía escombros tras el paso por la costa del huracán la mañana del jueves con vientos de 240 km/h (150 mph). Muchos tomaban la decisión de si querían regresar a casa en condiciones deplorables o esperar hasta que finalmente se restauraran los servicios básicos.
En la iglesia metodista First United en Lake Charles, un equipo batallaba con el agua que seguía filtrándose en el edificio de la iglesia mientras llovía el viernes.
“Este techo salió volando. Parte de él está allá”, dijo Michael Putman, propietario de Restauración Putman, mientras señalaba parte del techo cerca del costado del edificio. Bolsas de basura negras estaban apiladas fuera de la iglesia, llenas de material aislante y tejas para el techo.
Putman vive en Shreveport, que también resultó dañado por la tormenta. Pero dijo que condujo hasta Lake Charles para ayudar al ministro, quien fue su pastor en secundaria.
“Anoche dormimos en nuestra camioneta en un estacionamiento”, dijo.
Manejar se convirtió en una hazaña en Lake Charles, una ciudad de 80.000 habitantes que sufrió algunos de los peores daños. Cables eléctricos y árboles bloqueaban caminos o causaban que hubiera un solo carril disponible en el que los conductores tenían que maniobrar frente al tránsito en sentido contrario. Los letreros de las calles fueron arrancados o quedaron colgando de los lugares donde se encontraban y los semáforos no funcionaban, dando pie a un ejercicio de confianza con quienes se compartían los caminos.
El alcalde Nic Hunter advirtió que no había tiempos programados para restaurar la electricidad y que las plantas de tratamiento de agua “fueron golpeadas”, por lo que sólo un hilo del líquido salía de la mayoría de los grifos en la ciudad de 80.000 habitantes.
“Si regresas a Lake Charles para quedarte, asegúrate de comprender la realidad mencionada y de estar preparado para vivir en ella durante muchos días, probablemente semanas”, escribió Hunter en Facebook.