El deporte siempre ha sido un vehículo para promocionar políticas de supremacía de un individuo, país o sistema sobre otros.
En el transcurso de la Guerra Fría esta política se llevó a cabo en todas las vertientes, pero en deportes se tomaba como un termómetro para demostrar supremacía.
Pero ya antes, el dictador Adolfo Hitler quería, mediante el deporte, demostrar la superioridad de su raza sobre las demás, al punto que se enfureció con los triunfos del atleta de color Jesse Owen.
El ejemplo más cercano que tenemos los dominicanos lo constituían los cubanos, país que invertía recursos ilimitados en sus deportistas, dejando en todos la percepción, ante los triunfos arrolladores, que el sistema socialista era “superior” al capitalista que existía en los demás países.
Lo mismo, ya un poco más lejano, sucedía con los deportistas de Alemania del Este y la Unión Soviética, países de la órbita comunista, cuyas actuaciones en olimpíadas eran avasallantes frente a la mayoría de los países, con excepción de Estados Unidos, que también quería destruir esa teoría de supremacía..
Desde hace algunos años, debido al deterioro de la economía cubana que se sostenía con apoyo soviético, sus actuaciones se han ido a pique, con lo que queda demostrado que la “supremacía” de sus atletas no era ni es real.
Con relación a los rusos hoy se revela que esos récords que impusieron en muchas disciplinas, en especial en atletismo, fueron producto del uso masivo de drogas y esteroides de todo tipo.
Lo más llamativo de todo, es que muchos organismos se prestaron a ocultar esa realidad, al punto de que un informe asegura que la Federación Internacional de Atletismo sabía que en ese país había un dopaje tan fuera de control, que temió que algunos atletas pudiesen morir por el uso desenfrenado de sustancias prohibidas.
La verdad es que, si se analizan bien las cosas, habría que poner en duda muchos o quizá la mayoría de los récord implantados en competencias de primer nivel, dado que de una u otra forma todos los involucrados, se las ingenian para hacer trampas.