Las muertes trágicas de los peloteros Yordano Ventura y Andy Marte es producto de la falta de adaptación al conglomerado que los vio nacer, y al rechazo de otros segmentos, a pesar de ser multimillonarios.
Cuando se obtiene riqueza de la noche a la mañana, y no se eleva por diversas causas el nivel educativo, es normal que se pretenda “echar vainas” en especial en las comunidades donde se desarrollan.
Realizan esas acciones mediante la adquisición de vehículos de lujo y otros artículos, los cuales, por falta de educación se los “estrujan” en la cara a todos, con un exhibicionismo extremo.
Pero , esos millones no les facilitan el ingreso a otros grupos sociales más elevados, porque a pesar de sus fortunas no se comportan con la debida precaución para “no meter la pata”, lo que provoca cierto rechazo a su integración.
Ante esa situación, no hay duda que muchos, no podría generalizar, se sienten poderosos y al mismo tiempo marginados, lo que provoca situaciones que afectan sensiblemente la personalidad.
Los peloteros dominicanos son, en definitiva, orgullo de todos, sin embargo, tenemos que reconocer que muchos, por inmadurez o falta de nivel educativo, tanto en el hogar, la mayoría disfuncionales, o en las calles, no se dejan asesorar y deben procurar quien lo haga para que no sigan cometiendo los errores que han producido varias víctimas fatales.
Yordano y Marte no son los los primeros ni serán los últimos, pero si los peloteros no moderan su accionar, en una sociedad donde gran parte los endiosa por los pesos que puedan regalar o gastar, más que por méritos en el terreno de juego, estos sucesos seguirán ocurriendo
Al mismo tiempo, es increíble la posición de la Liga de Béisbol de realizar el partido del domingo tras la doble tragedia, la de mayor trascendencia en el béisbol dominicano, tras la del 11 de enero de 1948.
Debió posponerse, aunque se alegue que el “show” debe continuar.
La mejor demostración del respeto a la vida la dieron en Kansas City, equipo al cual pertenecía Yordano, donde miles se congregaron ese día a rendirle homenaje póstumo en el estadio Kauffman. Insisto, no fue la mejor decisión de la Liga y de las Águilas y Licey ante un hecho de tal magnitud.
Jugar el domingo fue una barbaridad y un abuso.