Santo Domingo.-Una de las historias más interesantes del pasado Mundial FIBA fue el regreso de Karl-Anthony Towns a la selección dominicana de baloncesto tras una ausencia de más de una década.
Las razones dadas por el estelar jugador de Minnesota Timberwolves para su regreso, estuvieron muy relacionadas con el amor que siente por el país, por la cultura, pero, sobre todo, por su madre, Jacqueline Cruz, quien desde niño le enseñó lo orgulloso que debe sentirse de sus raíces quisqueyanas. “(Jugar con República Dominicana) Es simplemente una de esas cosas donde tuve la oportunidad de revivir esos recuerdos que tuve con mi madre cuando jugué (la primera vez) con nuestro país.
Fue uno de esos momentos donde verdaderamente extrañaba estar de vuelta en esa cancha. He pasado por muchas cosas en mi carrera y fue sensacional volver a sentir esa pureza del baloncesto al jugar con el equipo dominicano”, señaló el estelar jugador de la NBA. “Estoy muy agradecido por el amor (que me dio el público), es algo que tenía mucho tiempo que no sentía”, puntualizó Towns.
Orgulloso
— “Fue un honor”
“El simple hecho de representar a nuestro país fue un honor, estaba muy orgulloso y emocionado por el simple hecho de jugar para el equipo. Mi corazón y mi alma son de República Dominicana, así que significó todo para mí “, dijo Towns.