José Francisco “Tony” Peña Guaba, encargado del Gabinete de Políticas Sociales del Gobierno de Luis Abinader, entregó sin ton ni son la suma de RD$103 millones de pesos por adelantado a representantes de la industria musical como apoyo económico a dicho sector, con el mismo modus operandi que lo hacían los funcionarios del PLD.
No hubo ningún tipo de llamado a concurso, ni una mera consulta con el Ministerio de Cultura o el director general de Compras y Contrataciones Públicas, actuando de manera irresponsable sobre todo en un momento como el que vive el país ante los embates del COVID-19 y el desfalco de las instituciones públicas dejado por el gobierno anterior.
Dice la sabiduría popular que segundas partes nunca son buenas. Algo que Marx tenía bien claro, tal como lo muestra al inicio de su libro ‘’El 18 brumario de Luis Bonaparte’’.
“Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa”, expresó Carlos Marx. Pero Stefan Zweig planteó que ‘’la historia muchas veces hace de poeta, pero también de dramática y no hay artista que le gane’’.
No actuar ante este hecho del señor Peña Guaba es impunidad, ante lo inaceptable donde no se le pone límites razonables a la actuación de los funcionarios públicos ante el ritmo de la historia y lo que debe ser una nueva ambientación política.
El discurso del cambio no era solo de gobierno también de sus actuaciones con el manejo de los recursos públicos, ya hemos visto expresiones y acciones como estas que no son nada halagüeñas y que el presidente Abinader en la toma de posesión de su gobierno dijo que no toleraría ningún acto de indelicadeza y mucho menos de corrupción.
Queda pues sobre la mesa tomar los correctivos de lugar, o ‘’dejar hacer y dejar pasar’’.