Jesús Díaz
Las declaraciones del ministro de Educación, Ángel Hernández, de que ha recibido una amenaza de muerte es para ponerle atención, pues como es sabido en ese ministerio concurren un conjunto de intereses que van desde los suplidores del almuerzo escolar, suplidores de libros, de butacas, de equipos tecnológicos; entre otros tantos.
En diversas ocasiones el ministro ha denunciado de los contratos realizados en gestiones pasadas, por ejemplo el caso de 126 millones de pesos, con dos licitaciones para adquirir 187 mil butacas de las cuales sólo fueron entregadas 15 mil, o las estafas con las licitaciones de libros; asimismo los suplidores que tienen pendiente entregar más de 300 mil dispositivos electrónicos al Minerd y muchos de los que ya fueron entregados tienen varias limitaciones, no reúnen las condiciones que fueron pactadas como denunciara el propio ministro Hernández.
Todo esto ha llevado al incumbente a eliminar más de 70 contratos con suplidores, quienes incumplen lo acordado, es que el 4% de educación ha sido utilizado en beneficios personales desde precandidaturas presidenciales y dádivas a los compañeritos y hasta con sectores empresariales, por eso que la misma jornada escolar extendida está prevista como asistencia social.
En días posteriores al asumir el ministerio, don Ángel dijo: «El Ministerio tiene 250,000 personas nombradas, con un presupuesto de casi 250,000 millones de pesos, y todo se va al zafacón’’.
Hay que tomarle la palabra al ministro, cuidar su integridad y la de su familia, una amenaza a este incumbente no es cualquier cosa, pues el manejo de recursos en el ministerio de Educación en las administraciones anteriores estaba sujeto al negocio, no a la calidad de la educación.
Esto es una denuncia seria que merece una atención seria.
