Frente a esta página en blanco pienso en que acaba un año y empieza otro y me invade esa sensación de que todo es posible.
Para mí todos los comienzos son una la puerta de entrada a un universo lleno de posibilidades. Siento esperanza.
Esta vez no es un comienzo cualquiera, creo que ninguno de nosotros somos iguales a hace un año y entramos en el 2021 con unas vivencias que nos han cambiado profundamente.
Ahora, ¿qué vamos a hacer con estos cambios? Es una decisión muy personal. No me atrevo a marcar un camino para nadie, pero sí les puedo compartir cómo vislumbro este recorrido. Quiero creer que pronto vamos a vernos sin miedo y que lo haremos con más ganas, con más humanidad y sabremos valorar cada minuto que pasemos juntos.
Me emociona volver a hacer cosas sencillas que antes no valoraba y que ahora extraño profundamente, algo como ir al cine, salir a cenar a un restaurante o celebrar un cumpleaños abarrotado de amigos.
Me motiva sentirme más fuerte, con más impulso para enfrentar las cosas, con metas más simples y realistas pero que me ayudan a mirar al futuro con muchas ganas.
Quiero que mi hijo pueda volver al colegio, a compartir con sus amigos y sus profesores y viva su adolescencia profundamente. Ruego porque la vacuna funcione y sea asequible para todo el mundo y que nuestros políticos hagan de verdad su trabajo pensando en nosotros y no en otros intereses.
Para todo hay que enfocarse, trabajar y valorar las cosas. No se trata de esperar o de soñar, sino de tomar las riendas de aquello que quieres, que puedes controlar y entrar en estos 365 día con esperanza. Amo esa palabra. He cambiado mucho, pero quiero que sea para mejor. ¿Y ustedes?