«Mamá y hermano», se leía en la palma de la mano izquierda de Neisi Dajomes, bañada en lágrimas sobre el podio olímpico de Tokio tras alzarse con el oro este domingo.
La pesista de 23 años hizo historia al convertirse en la primera mujer de Ecuador en recibir una medalla olímpica. Y quiso dedicar el triunfo a la memoria de su madre y su hermano, fallecidos en 2019 y 2018, respectivamente.
Y es que a todos los pesos que ha levantado sobre sus hombros – en Tokio levantó 118 kg en arranque y 145 kg en envión, para un total de 263 kg – se suma el peso emocional de una dura tragedia familiar.
Su madre, Sandra Dajomes, fue vital en los inicios de su carrera como deportista, según declaraciones de la propia Neisi.
Y fue gracias a su hermano Javier Palacios que se inició en la halterofilia, un deporte que ha marcado su vida.
«Cuando ella tenía 11 años, fue a verlo entrenar por curiosidad y los preparadores le ofrecieron probar también a ella. Empezó con un palo de escoba, para ir aprendiendo la técnica, y a la semana siguiente con una barra de 10 kilos. Su rápida progresión convenció a los entrenadores de que tenía futuro este deporte«, dijo su preparadora, Mayra Hoyos, en declaraciones al Canal Educa.
El camino no fue fácil. Pero eso no evitó que se haya convertido en la pesista ecuatoriana de mayor peso internacional, valga la redundancia.
El oro de este domingo lo confirmó.
«Lucha, constancia y dedicación»
«Dajomes sintió muchas dudas en sus comienzos y llegó a dejarlo brevemente porque algunas personas consideraban que la halterofilia no era un deporte para mujeres y le iba a hacer un cuerpo muy masculino. La ayuda de Hoyos fue fundamental para convencerse de que no sería así», explica en su sitio web el Comité Olímpico Internacional.
«La entrenadora consiguió que volviera al gimnasio durante una semana… y esa semana ya son más de una década y dos Juegos Olímpicos».
Solo tenía 13 años cuando participó en su primera competición internacional, en un campeonato mundial celebrado en Perú, en 2011. En 2012 quedó segunda y al año siguiente fue campeona del mundo en categoría sub 17.
Neisi recuerda con amor los primeros años de su adolescencia, cuando se inició en las pesas.
«Los mejores momentos a nivel juvenil me llenaron de tanto orgullo. Mis primeros pasos fueron de lucha, constancia y dedicación. El roce internacional fue fundamental, me di cuenta de que podía llegar lejos, que podía enfrentarme a mis rivales sin temor«, dijo en una entrevista con el Ministerio del Deporte de Ecuador.
Walter Llerena, entrenador de Neisi en sus inicios- y de su hermana Angie Palacios, quien también practica el deporte y se encuentra en Tokio – le dijo que en el segundo año «comenzó a demostrar unas condiciones extraordinarias, un progreso que no era normal».
«Ahí vimos que tenía unas cualidades especiales para el deporte y un potencial enorme», explicó en el Canal Educa.
Los éxitos se sucedieron.
En 2015, Neisi consiguió su primera medalla internacional en los Juegos Panamericanos. Y fue la deportista más joven de la delegación Olímpica de Ecuador en Río 2016.
En 2017 y 2018 conquistó los tres oros en el Mundial Júnior, un triplete de preseas doradas que también ha conseguido en los Campeonatos Panamericanos de 2017, 2018 y 2019.
Aquella vez, cuando conquistó el oro para Ecuador en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, se arrodilló mirando al cielo, dedicando el esfuerzo a su hermano y a su madre, que había fallecido solo dos meses atrás.
«Yo creo que uno nunca supera la pérdida de una madre, y al menos como deportista muchas veces uno tiene que seguir adelante, a pesar de las circunstancias que le pasan [en el plano] personal, porque es algo que uno se ha propuesto, y tiene que seguir y cumplir sus sueños», dijo entonces a la emisora de radio CRE.
«Ella siempre me decía que compita bien, que compita con el corazón, con fuerza; […] y aunque ella no esté aquí, siempre va a estar conmigo en el corazón y en la mente».
Por si quedaban dudas, esta vez lo dejó escrito en la palma de su mano.