Desde hace algún tiempo vengo rumiando la idea de escribir una serie de artículos sobre los principales problemas que afronta la sociedad dominicana, con el único objetivo de contribuir a la solución de los mismos por orden de importancia.
Ahí mismo tropecé con el primer desafío: ¿cómo establecer la prioridad de cada situación? ¿Por dónde comenzar?
Tras mucho pensar en busca de una respuesta a tales interrogantes he arribado a la conclusión de que todas son prioritarias.
Resolver el problema de un niño enfermo, con hambre y sin padres, por ejemplo, es tan prioritario como solucionar de una vez por todas el sempiterno caso de la electrificación definitiva del país.
De manera, pues, que será válido afrontar los problemas y sugerir respuestas una por una, con la pretenciosa esperanza de que las mismas sean acertadas.
Volteada esa página, sólo me falta comenzar. Por hoy me limito a tomar impulso, sugiriendo un lema muy ambicioso, pero estimulante: “A grandes problemas, grandes soluciones”.
Pido, eso sí, la cooperación de mis amables lectores, cuyas ideas y observaciones enriquecerán y darán valor a esta propuesta para identificar mejor nuestros problemas más acuciantes.
Y, desde luego, para encontrarles solución.