Todos importamos
La cuarentena ha forzado al mundo a cambiar radicalmente el estilo de vida; ha facilitado que aprendamos nuevas labores, adaptemos conocimientos a nuevas realidades, y con ello estamos creando una cultura que quizás desaparezca cuando pase el distanciamiento social.
De seguro, muchos de esos nuevos elementos culturales perdurarán tras el reencuentro social.
Gracias a la tecnología, la humanidad ha logrado irse adaptando a la vida en auto-cautiverio; más del 70 por ciento de las actividades son realizadas desde los hogares. Básicamente los servicios fundamentales como transporte, alimentación y atención médica están funcionando mundialmente, pero con limitaciones.
En el tren productivo, grandes industrias manufactureras hacen lo posible para mantenerse activas.
En países como los Estados Unidos, donde los trabajadores están forzados a pagar seguro por desempleo, este es el momento ideal para cobrarlo; unos porque las labores han cesado, otros tomaron la decisión de colectar por razones de seguridad o familiar.
Desde el hogar, mujeres con facilidades de trabajar siguen haciéndolo; adicionalmente son asistentes de maestros mientras los maestros ayudan a través del Internet. Reuniones familiares, religiosas, sociales, universitarias e incluso amorosas están siendo realizadas a través de computadores y celulares.
Médicos, terapeutas y otras áreas de servicios hacen lo mismo para no dejar desamparados a pacientes que requieren soporte. Incluso el Censo 2020 de los Estados Unidos puede ser llenado por teléfono e Internet; ahora más que nunca es imprescindible que nadie falte por llenarlo para garantizar recursos básicos de alimentación, escolaridad y salud.
La privacidad de residentes legales o indocumentados está garantizada por la Constitución para facilitar que todos se hagan contar.
Anima a otros!
