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Todo tiene su final

Todo tiene su final
Rafael Ramírez Ferreira

Con o sin gadejo, aun para los políticos,
Todo tiene su final.
Porque… “Nuestro carácter es el resultado
De nuestra conducta”

La fama es un efluvio;
La popularidad es un accidente;
Las riquezas son efímeras;
Solo el carácter perdura.
H. Greely.-

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Todo o casi todo esta embarrado de acciones no sanctas que por momentos, como si fuesen ráfagas de malos pensamientos y en determinadas circunstancias llenas de prepotencia y altanería, que más bien parecen burlas hacia los que no han participado ni participan de “indelicadezas”, es en esos momentos que nos atacan esos deseos locos de no ser y ser lo que no debe ser pero, nos es imposible. Los genes, los usos y las costumbres adquiridas nos lo impiden.

Con o sin gadejos, ni santos ni diablos, solo nosotros, solo yo, imperfecto como el que más pero, tampoco deseando ser como los que se creen perfectos…solo nosotros…solo yo. Porque es mil veces mejor ser imperfecto y mucho más satisfactorio que ser un hipócrita que vive escondiendo sus acciones detrás de engaños y falsías en busca de una perfección o santidad, que solo anida en su insano interior.

La hipocresía común, no tanto como aquella perversa que bien saben manejar la mayoría de los enganchados a políticos, muchas veces presenta una falsa humildad cual si fuese una máscara tras la cual se esconden lasmás voraces e indignas de las ambiciones. Como lo son el burdo engaño, la falaz mentira o la cruel traición.

No sé en verdad si algún día llegara a este país el famoso “sal pa’fuera”, donde aparece una pasta de jabón que daña el mejor sancocho y la sangre de los más pendejos crea héroes para la posteridad. En verdad no lo sé. Pero si se, que todo tiene fin, tanto lo bueno como lo malo, así lo dice la historia.

Muchos abusivos dirigentes conocen y saben muy bien que este es un pueblo lleno de miedos, temeroso de los estruendos y que los oráculos de los políticos se encargan de mantener latentes como coacción, para que este pueblo pendejo se mantenga sumiso, callado y obediente a las vanidades de estos políticos pero, todo hasta un día, cuando ese mismo pueblo pendejo se rebela como ya tantas veces y decide enfrentar la realidad cual gigante batallador experto en mil guerras.

Estos políticos han trabajado el comportamiento de este pueblo de una manera tan sutil y perversa, en base a un clientelismo vulgar y corrupto, que cada día nos acercamos más a ese tipo de hombre descrito por Nietzsche que prefiere la ausencia de la voluntad a la voluntad de la nada. A llevar una vida pendeja que elige la efímera felicidad de la fundita y la canastilla a la acción, la pasividad narcótica a la búsqueda de un fin.

Y es verdad que nos han convertido en un pueblo apático, sin pasión ni compromisos, sin sueños ni ideales, cuya única aspiración es ganarse la vida, sentirse satisfecho y evitar cualquier sacrificio. Moleste o duélale a quien le duela no puede haber mejor descripción de lo que somos en estos tiempos

Porque por igual, la política la han convertido nuestros políticos en una vulgar ramera de patio, donde solo sus intereses rivalizan y negocian con lo que sea, carentes de proyectos fuera de sus propios intereses y pena de aquel que ose contrariarlos, le sueltan los perros sin importar el escenario que sea, no permiten juego alguno que implica evolucionar, muy por el contrario, matan las iniciativas como lo han hecho con la ética y la moral de este pueblo.

Sacrificaron sin piedad alguna la institucionalidad, incluyendo hasta los curas, donde ya el clientelismo los ha incorporado al mercado de los intereses terrenales, perdiendo tanta credibilidad y “santidad” dentro de la sociedad inversamente proporcional a la incrementación de “cestas y arrepentíos”.

Y ni hablar de los militares y policías, donde violan la ley impunemente al poner en retiro personal que por ninguna parte pueden justificar los mismos y estos retiros no lo hacen las autoridades militares como muchos creen, no señor…¡los políticos! Todo como otro acto descarado, abusivo y clientelista como nos tienen acostumbrados.

Pero, estamos conscientes de que ellos en verdad creen que el gigante nunca muere y que continuaran por seculaseculorum mancillando este pueblo, olvidando que si en verdad el gigante siempre existirá, no es menos cierto que David por igual lo hará. ¡Si señor!

Twitter:@rafaelpiloto01

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