Todo pasa por algo

Estoy plenamente convencida de que todo pasa en esta vida por algo, incluso las cosas negativas. Lo creo porque lo importante no es lo que ocurre sino cómo reaccionas ante esto. Y siempre, sea algo bueno o algo malo, hay una reacción de tu parte.

Por eso es muy importante abrazar cada cosa en su justa medida y ser capaz, con el corazón y la mente abiertos, encauzar tus acciones.

Confieso que muchas veces me quejo, hasta me enojo, frente a aquello que no puedo controlar. Cuando vengo a darme cuenta de que al final lo importante no es controlar las cosas, sino aprender de ellas.

Puede sonar a frases hechas, a conceptos aéreos, pero si se ponen a analizar las cosas que les ocurren en la vida, se darán cuenta de que al final eso no marcó su vida, lo hizo las decisiones que tomaron a partir de eso.

Por esta razón es que creo que hay que aceptar todo, entenderlo, analizarlo y entonces ser capaces de actuar.
Sé que es mucho más fácil decirlo que hacerlo, pero en mi experiencia de vida, empeñarte en ir en contra de algo, al final, no hace sino darle fuerza a ese algo y entrar en un círculo vicioso.

Hay que aceptar las cosas, aunque duelan. Hay que disfrutar lo bueno, sin por ello perder el rumbo.
Al final la vida se trata de equilibrio, de entender que un día todo es maravilloso, pero al siguiente todo puede cambiar.

Pero, pase una cosa u otra, de la manera en que lo asimiles es lo que te va a dar las respuestas adecuadas.
Y para mí la mejor forma es entender que todo pasa por algo y que si llega a mi vida es porque algo tengo que hacer al respecto.