
Por: Mayra De Peña
En el transitar de Jesús en esta tierra, como Hijo de Dios, Unigénito del Padre, estuvo predicando su Palabra, focalizando el evangelio en mostrar a sus discípulos, al pueblo de Israel y los gentiles que le escuchaban, lo que verdaderamente era importante para agradar a Dios y alcanzar el reino del Altísimo y la vida eterna junto a él.
No predicó sobre prosperidad material, eso no era para nada parte de su misión, dejó bien claro la importancia de cumplir los mandamientos, la relación personal con Dios a través de la oración, sobre el amor al prójimo sin distinción, resaltándonos el orar los unos por los otros, la humildad de espíritu y la integridad frente a Dios, a quien no podemos engañar y frente a la sociedad.
Nos mostró en cada uno de sus sermones y en parábolas lo que era necesario hacer y cómo vivir para tener paz y riqueza espiritual y con ello, también nos recordó con su mensaje, que tenemos una lucha constante con el libre albedrío, porque todo nos es lícito, pero definitivamente no todo edifica a nuestras vidas ni al reino de Dios.
Jesús dentro de la oración modelo (El Padre Nuestro) que nos legó, incluye todo lo que necesitamos pedir a Dios cada día para estar alineados a su buena y perfecta voluntad y tener una buena vida. Dentro de ellos está el que nos libre de tentaciones, porque solo lo que proviene del Altísimo trae paz, por lo tanto, la vida del cristiano es acción y decisión con carácter de eternidad y un aprendizaje continuo.
El Padre sabía que vivir una vida conforme a sus preceptos no sería fácil, dada nuestra naturaleza pecaminosa, por eso envió a su hijo Jesús, quien dio su vida en rescate por muchos. Jesucristo conocía, porque vivió entre nosotros, que aun reconociendo nuestra condición de pecado y recibiéndolo a Él como nuestro Señor y Salvador tendríamos una lucha constante, y es por lo que antes de subir al cielo, nos dijo, y escrito está en Juan 14:26: "Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que he dicho. La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden". Gloria a Dios por su Santo Espíritu que nos aconseja, nos dirige, contrita nuestro espíritu cuando fallamos y nos induce a mantener una constante relación con Dios.
Creo firmemente que para tener éxito en la vida cristiana debemos pedirle a Dios en oración el renovar cada día nuestro espíritu por medio del fortalecimiento de nuestra intimidad con Dios, lo que nos ayudará a cumplir con esta exhortación que nos hizo el apóstol Pablo en Colosenses 3: 23 y 24: " Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.
Gracias Dios por tus enseñanzas que nos permiten ser mejores para tí cada día. No apartemos nuestra mirada del Gran Yo Soy con temor reverente, esa relación personal lo estamos necesitando a gritos y lo que vemos a diario suceder en medio de la sociedad cada día nos muestra la urgencia de servir a Dios de corazón, teniendo siempre presente QUE TODO NOS ES LICITO, PERO NO TODO CONVIENE.
DIOS NOS BENDIGA SIEMPRE.
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Mayra De Peña
Mayra De Peña es Lic. en Contabilidad, egresada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), graduada de Periodista, en el Instituto Dominicano de Periodismo (IDP). Locutora, con un Diplomado en Comercio Exterior, y Diplomado en Política Estratégica. He desempeñado diversas funciones ...