El optimismo es base de la felicidad, aunque sea por muy poco tiempo.
Y cuando comienza un torneo de béisbol todos los directivos, lógicamente por estrategia de mercado, anuncian sus grandes posibilidades de obtener o retener el título.
Es así, respirando optimismo, que los fanáticos comienzan a interesarse por asistir a los estadios, cuya presencia en los últimos años no ha sido la mejor.
Esa baja es producto directo de varios factores, como son los altos precios de las boletas, productos comestibles y “bebibles” muy elevados, pésimo transporte y una inseguridad fuera de control en todo el país.
Este último inconveniente es el más grave, dado que nadie arriesgará su integridad física para asistir a presenciar un partido, lo que ha sido clave para que los patrocinadores inviertan más en las cadenas de radio y televisión.
Hoy inicia el torneo en el Quisqueya entre los “antiguos” eternos rivales, Escogido y Licey, juego que puede servir de termómetro del interés que despertará esta justa.
Los directivos han hecho anuncios optimistas sobre la calidad de sus peloteros, pero para comprobarlo habrá que darle tiempo al tiempo.