No obstante la admiración y el respeto que expresa el pueblo dominicano hacia Juan Pablo Duarte y todos los héroes y mártires del país, están los que proclaman como sus ídolos a Pedro Santana, Buenaventura Báez, Rafael Trujillo y otros, personajes que nunca creyeron en el porvenir del país y solo sirvieron para utilizar los recursos del Estado para sus propios beneficios.
Esa contradicción en la escogencia de paradigmas es una demostración de que la lucha y las ideas de los duartistas y los santanistas, los patriotas y los apátridas, aún persiste en la sociedad dominicana.
Evidencia esa contradicción la posición que se asume respecto a Loma Miranda, el Fondo Monetario Internacional, la Barrick Gold, la Xstrata Nickel, etc., temas que están íntimamente relacionados con la defensa y protección de nuestros recursos naturales, la soberanía económica y territorial, afectadas por esas transnacionales bajo los auspicios genuflexos de distintos gobiernos, particularmente de los peledeístas.
Es obvio que los gobiernos del PLD se han correspondido con la posición del santanismo y el baecismo: la venta de nuestra soberanía al mejor postor.
El actual gobierno y el anterior no tienen nada que envidiarle a la carrera desenfrenada de empréstitos efectuada durante la presidencia de Ulises Heureaux – Lilís. La garantía de aquellos préstamos al igual que los de hoy, es el país, que como resultado de esas deudas fue invadido y ocupado por fuerzas armadas de los Estados Unidos en 1916, lo cual constituyó el inicio de una era ignominiosa contra el pueblo dominicano, que aún sufre sus consecuencias.
Las contradicciones entre los duartistas y los santanistas son irreconciliables en el presente, tal y como lo fueron en el pasado.
La actual deuda con el FMI, que bordea los 30 mil millones de dólares, y las concesiones mineras otorgadas a la Barrick Gold y la Xstrata Nickel, guardan una estrecha relación con la anexión a España perpetrada por Pedro Santana, y los intentos de anexar el país a Estados Unidos por Buenaventura Báez o las pretensiones de arrendar la bahía de Samaná. Porque lo que estuvo y está en juego es nuestra independencia nacional.
Las acciones de los gobiernos peledeístas, que han endeudado el país hasta el tuétano y que han entregado nuestro patrimonio a las transnacionales, particularmente las que explotan nuestros recursos mineros, deben ser repudiadas por todo el pueblo dominicano.
Esos hechos tienen serias connotaciones antinacionales y son incompatibles con el pensamiento y la acción de Duarte y de todos los patriotas que han muerto y los que continúan luchando por una patria libre e independiente de toda potencia extranjera y contra todo tratado que menoscabe en lo más mínimo la soberanía nacional.