Esta semana se produjeron dos hechos casi simultáneos: la decisión de la Suprema Corte de exonerar al senador Félix Bautista de ir a un juicio de fondo donde respondiera sobre los presuntos actos de corrupción mientras se desempeñó como director de la Oisoe, y la represión policial contra un grupo de ciudadanos que cívicamente protestaba contra la corrupción.
No se trata de una coincidencia, más bien es la confirmación de que desde el gobierno peledeísta hay voluntad y coherencia en cuanto a la defensa de sus miembros. No importa y se trate del mismísimo Barrabás. Para ello colocaron en las altas cortes a jueces lo suficientemente afines a sus intereses como para que les garantizaran impunidad (al menos por el momento).
Quizás todos estábamos conscientes de cuál sería el desenlace final del caso Félix Bautista, acusado de lavado de activos, corrupción, falsificación de documentos, asociación de malhechores y otros delitos graves. Era casi imposible que unos subalternos pudieran mandar a la cárcel a uno de sus jefes políticos.
Para eso, insisto, fue que integraron las altas cortes de la manera en que lo hicieron, con jueces incondicionales, salvo honrosas y femeninas excepciones.
Sin embargo, allá en el fondo uno tenía la esperanza de que al menos guardarían la forma y que el caso del senador (que es como un hijo para el impoluto Leonel Fernández) fuera enviado a un juicio de fondo, donde pudiera demostrar cómo fue que en menos de una década logró amasar una fortuna que -según el Ministerio Público- supera con creces lo alcanzado por varias de las familias más adineradas del país.
Pero no. Sería demasiado pedir de una corporación morada que hoy tiene la sartén por el mango y los mangos también, por lo cual se siente por encima de la Justicia.
No es la primera vez que un grupo político se siente superior al resto de la sociedad y de la Justicia.
Los peledeístas están borrachos de poder y lo que es peor, la gente seria del PLD -que no tiene nada que ver con los delincuentes enganchados a políticos ni con los políticos convertidos en delincuentes- no se da cuenta de que están cavando su propia tumba.
Definitivamente, estamos tocando fondo. Nos encontramos ante un sistema político podrido. Por eso usted ve que reprimen a quienes protestan al frente de la Oisoe, mientras se protege a los ladrones que hay dentro de esa institución. Así no podemos seguir.