Este año ha puesto a prueba nuestra paciencia, nos ha detenido un tanto y obligado a ir un poco más despacio.
Y, aunque se acerca el fin de este 2020, el sentimiento generalizado es de perdida, incertidumbre y tristeza por todo lo que llegó y todo lo que se fue debido a la Covid-19. Sin embargo, lo que hemos vivido a causa de la pandemia debe ayudarnos a ver el mundo y las personas con otros ojos, unos más conscientes, solidarios y empáticos para dar paso a la gratitud y la alegría, a pesar de las circunstancias que nos han tocado vivir
Recordemos que, sin importar las tempestades, darse por vencidos no es una opción. Tenemos motivos de sobra para desesperarnos, pero debemos entender que de nada nos sirve dejarnos arrastrar por este sentimiento.
Somos tan fuertes como lo pensamos y como nos lo proponemos. Así que si te caes, vuelve a levantarte. Si no sabes como hacerlo solo, busca ayuda, pero nunca te des por vencido.
En estos tiempos, caldo de cultivo para las tristezas, desesperación y agonía, debemos entender que no estamos solos, que -al igual que nosotros- hay millones de personas a las que le cambió su vida, muchos perdieron seres queridos, se quedaron sin trabajo o no tienen ni la menor idea de cómo saldrán adelante.
Unos podrán levantarse, tal vez otros no, pero si de algo podemos tener la certeza es que todos podemos lograrlo si nos lo proponemos. Por nuestro bienestar, debemos de suspender la práctica de darle poder a las personas, cosas o situaciones sobre nosotros. Cada circunstancia que se vive es para aprender.
Así que toma el toro por los cuernos. Sin miedo ni tristezas, y acepta el reto de controlar tu vida, del aquí y ahora. No dejes que otros tomen tus decisiones ni peleen tus batallas.
Observa, sé paciente y luego actúa, pues en la serenidad se encuentran las soluciones a todos y cada uno de los problemas.