La salida de Juan Bosch del PRD no fue una rabieta, ni la decidió en el 1973. Bosch tenía claro que con el PRD no podía gobernar en el 1963, ni podía levantar al pueblo dominicano en el 1965 y mucho menos alcanzar el poder luego de su regreso en el 1970. Por eso preparó con cuidado su salida, construyó en el seno del PRD los círculos de estudio y las publicaciones, elaboró gran parte de los folletos que provenían de su producción intelectual de finales de los años 60 y seleccionó al pequeño grupo que le acompañaría, sin contar con las bases del partido que no le seguirían en la novedosa ingeniería política que iba a realizar. El corte que forjó al PLD fue desde arriba y con visión de futuro, primero construir a los futuros líderes y luego ellos crearían la base. Y así funcionó hasta 1990.
La ruta de Leonel será diferente. Su proyecto tiene plazos cortos, días y luego semanas. Porque el objetivo es ganar la presidencia nuevamente en el 2020. Contrario a Bosch, su salida del PLD no fue algo planeado, al menos no era el plan A, porque todos los numeritos apuntaban que ganaba las primarias, incluso con acciones fraudulentas moderadas, pero lo que se montó fue el fraude más colosal de nuestra historia, sacando de la nada a un candidato mudo y poniendo todos los recursos del Estado y el Poder Ejecutivo en pleno a su servicio para derrotar a Leonel en menos de un mes.
El valor de Leonel ahora se mide por cuanta población votante es capaz de llevarse a una candidatura externa al PLD. Y sus posibilidades de éxito estriba en forzar una comparación entre su candidatura con experiencia y la del PLD improvisada absolutamente. Visto así, es posible una segunda vuelta entre el PLD y Leonel, pero depende de cuanto pueda crecer Luis Abinader y el PRM. Las posibilidades de ganar Luis son muchas si logra ser parte de la segunda vuelta, porque podría ganar el apoyo de la facción del PLD actual que quedara en tercer lugar. Igualito que en el 1996 con Leonel.
Y si son inteligentes Luis y Leonel, les toca en los meses que faltan presionar intensamente a la JCE para desmontar los mecanismos electrónicos de fraude empleados en estas primarias. El fraude previo a las urnas es más difícil de enfrentar, ya que la compra de cédulas y llevar votantes a los centros de votación es fruto de la miseria de nuestro pueblo y la desideologización de la política.
Se suma a ello los triunfos y fracasos en las elecciones municipales que darán señales de cara a las congresuales y presidenciales. Le faltan al PLD y al PRM la necesaria depuración de sus boletas en función de las cuotas femeninas y de la juventud, que necesariamente cobrará disgustos entre los excluidos.
Leonel en cambio, fuera del PLD, puede construir una boleta de manera más sensata y no quitarle a nadie sus votos de una primaria.
Tiempo es lo que no tiene Leonel, si su estrategia es ganar en el 2020, y sus tácticas deben apuntar a su mejor salida del PLD y construir su candidatura presidencial desde los partidos que le han ofrecido apoyo, además de armar una boleta congresual y municipal ganadora.
El PLD está tan asustado con lo que viene que ni se ha atrevido a celebrar su triunfo. El llamado grupo de Danilo erró en el blanco de su accionar y ahora cosechará lo que es actuar políticamente por venganza y no por estrategia de poder.
Si creyeron que Bosch fundó el PLD por un pique, ahora descubrirán que no fue así y que las emociones en política conducen a la calle o la cárcel.