París.- Thierry Henry ha conseguido que la Francia olímpica se olvide de Kylian Mbappé, el hombre que protagonizó los meses previos al inicio de los Juegos en medio del debate sobre si debía o no acudir a la llamada del seleccionador.
El Real Madrid no fue el único club que le dio un portazo a la exestrella del Arsenal, que vio cómo incluso equipos franceses se negaban a ceder a sus jugadores para París 2024, lo que le obligó a recomponer un conjunto con figuras de segundo rango. En esa tesitura, Henry apostó por el bloque y por el compromiso.
“Los que están son los que quieren rendir un servicio a su país”, llegó a decir el seleccionador, que soñaba con otro equipo, pero que ha sabido hacer de la necesidad virtud.
Cuando allá por el mes de abril empezaba a hacer sus cuentas, la libreta de “Titi” estaba encabezada por Mbappé, pero también contenía nombres de otros destacados jugadores que superan los 23 años, como Antoine Griezmann u Olivier Giroud.
Incluso futbolistas nacidos después del 1 de enero de 2001, que entraban por rango propio dentro de su margen de selección, tuvieron que agachar la cabeza ante el veto de sus clubes.
Así renunció a Luchas Chevalier, Leny Yoro, Eduardo Camavinga, Warren Zaïre-Emery, Bradley Barcola o Khephren Thuram. Hasta dos decenas de futbolistas vieron su nombre tachado de la libreta del seleccionador.
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A cambio, el técnico ha conformado un grupo con menos renombre pero con mucha cohesión, una familia recompuesta contra reloj que el propio técnico ha bautizado como “los locos”, porque durante la concentración el ambiente se ha desarrollado entre risas y bromas.
El propio Henry ha sabido sumarse a ese humor y convertirse en uno más de la banda, una actitud que ha sabido combinar con la mano dura necesaria para imponer disciplina. Pero, sobre todo, Henry ha sido un espejo. Muchos eran unos niños cuando él era ya una estrella consagrada y eso deja huella.
“El entrenador ha sido un gran jugador, lo ha ganado todo, tiene una gran experiencia, seguimos sus consejos al pie de la letra. Es fácil seguirlos, sabe lo que dice, se pone en nuestra piel y lo que nos dice lo vemos reflejado en la realidad”, asegura el capitán, Alexander Lacazette.
“Fue uno de los mejores del mundo, desprende mucho carisma”, asegura el portero Guillaume Restes, mientras que Joris Chotard destaca que “tiene una idea prácticamente de todo, eso ayuda mucho». Henry tiene carisma y ha sabido usarlo para estructurar un grupo competitivo, con fases de buen fútbol y, sobre todo, con mucho compromiso con la camiseta.
La lucha, el no bajar los brazos, se ha convertido en una de las señas de identidad de esta Francia, que venció en cuartos de final sobre la bocina ante Argentina y que volvió a tirar de garra para derrotar en semifinales a Egipto.
El técnico ha descubierto algunos talentos ocultos, como el delantero del Crystal Palace Jean-Philipe Mateta, máximo goleador del equipo olímpico, que a sus 27 años ha entrado en comunión con el grupo de chavales convocado por Henry. De todos destaca el técnico la entrega, pero hay uno que destaca por encima de los demás, Michael Olise.
Nacido en Londres, de madre franco-argelina y de padrenigeriano, tenía muchas opciones para elegir dónde quería desarrollar su carrera internacional, tras haber destacado en el Crystal Palace, con diez goles y seis asistencias en 19 partidos.
“Podía haber ido a la Eurocopa con Inglaterra, pero ha querido jugar con Francia. Era su sueño. Y nos está dando una enorme calidad. Creo que todavía no se ha visto nada de todo lo que atesora. Lo mejor está por venir”, afirma el seleccionador. A falta de Mbappé,