SANTO DOMINGO.-El coronavirus vuelve a poner patas arriba el arte. En esta ocasión cobró la vida de María Esther Marrella (Teté Marella), destacada pintora y escultora, quien falleció ayer en su natal Buenos Aires, Argentina.
Marella, forjó una trayectoria de 48 años en el arte, que le permitieron cosechar éxitos y vivir en plena armonía porque se daba el lujo de vivir de lo que pintaba. Su sello característico fue apreciado en toda Latinoamérica, al pasear con sus obras el color y exuberancia del trópico a través de la redondez de la figuras.
Sus cualidades artísticas y humanas le permitieron distinguirse en el mundo de la plástica, por poseer un lenguaje personal característico y reflejado en cada “gordita colorida”, que pintaba. Vivió en el país desde el 1973 y decidió emprender otro vuelo en el 2016, luego de la muerte de su esposo el fotógrafo Wladimir Lerner.
Fue a acompañar a sus hijos, Sebastián y Valeria, quienes asumieron compromisos de trabajo y estudios en España y Buenos Aires.
El arte está de luto
Ayer, cuando se dio a conocer la noticia de su deceso, el Colegio Dominicano de Artistas Plásticos (Codap) lamentó el fallecimiento de la pintora, destacando su trayectoria, pues fue una profesional bien valorada, que se distinguió por su técnica particular de mostrar a través del pincel la infinitud, la generosidad del entorno, el clima y color.
Miguel Gómez, presidente del Codap, lamentó su partida física, informando que “Nos unimos al dolor por el que atraviesan sus familiares y toda la comunidad cultural en nuestro país. En este tiempo hemos perdido a muchos artistas y en su momento haremos un homenaje por sus aportes”.
Mientras que Juan José Mesa, gestor cultural, curador y Miembro del Consejo de dirección y administración del Centro de Estudios del Arte Caribeño, dijo sentirse muy conmocionado con esa noticia, a parte de la tristeza que deja, ella fue una de sus artistas en la década del 90′.
“Prácticamente me dedicaba a promoverla, junto a Clara Ledesma que aún vivía, Amaya Salazar y Luz Severino, con las que había exclusividad y competencias compartidas con nuestro colega Michelén.
Luego incorporamos a Mirna Ledesma. A Teté me tocó llevarla a varios escenarios internacionales: Miami, Las Vegas, Montreal, Colombia, New York, Puerto Rico, Washington DC, entre otros”.
Nació para pintar
—1— Autodidacta
No estudió pintura. La impulsó la fascinación por el entorno tan luminoso de RD.
—2— Apoyo local
En los 90, su obra fue impulsada de manera compartida por tres galerías: Mesa Fine Arts, Nader y Güernica.