Testigos de Jehová denuncian ante la ONU represión en Rusia

Testigos de Jehová denuncian ante la ONU represión en Rusia

Testigos de Jehová denuncian ante la ONU represión en Rusia

SAN PETERSBURGO (Rusia). En el 2016 se cumplen 125 años desde que las autoridades zaristas desterraron a Semyon Kozlitskiy, uno de los primeros testigos de Jehová en Rusia, por predicar el mensaje de la Biblia. Sin haberlo juzgado, lo encadenaron y lo exiliaron a Siberia en 1891, y permaneció allí hasta su muerte, en 1935.

Desde entonces, la situación de los testigos de Jehová de Rusia apenas ha cambiado. Varias fuentes citadas en el informe más reciente del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas confirman que Rusia sigue restringiendo “la libertad de expresión […] y la libertad de religión, que afecta, entre otros, a los testigos de Jehová”.
El Comité de Derechos Humanos ha recibido el encargo de asegurarse de que se cumpla el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos del que Rusia es Estado miembro. “Los redactores del pacto —dice Heiner Bielefeldt, Relator Especial de la ONU sobre la libertad de religión o creencias— reconocieron la importancia de la libertad de religión o creencias, ya que la declararon, en sí misma, inderogable [que no admite suspensión, o no se puede abolir], ni siquiera en caso de emergencia (artículo 4.2). Muy pocas categorías de derechos humanos disfrutan del estatus de inderogable”. Después de la sesión número 113 (vea la foto superior), el Comité emitió su último informe periódico sobre la Federación Rusa. En este concluía que, aunque Rusia sea parte firmante del pacto y defienda públicamente la libertad religiosa, los tribunales de todo el país han aplicado arbitrariamente la ley contra el extremismo para atacar a los Testigos.

La Ley Federal de Lucha contra las Actividades Extremistas (núm. 114-FZ), de Rusia, se adoptó en el 2002, en parte, para combatir el terrorismo. Sin embargo, el gobierno modificó la ley en los años 2006, 2007 y 2008 para que “fuera más allá de la amenaza que supone el extremismo ligado al terrorismo”, según el artículo del periódico The Moscow Times titulado “La ley rusa contra el extremismo viola los derechos humanos”. Ahora, la ley “simplemente se vale de la terminología relacionada con el terrorismo que aparece en todas partes desde el ataque a las Torres Gemelas [Nueva York] del 11 de septiembre, y la utiliza para describir a grupos religiosos mal vistos en Rusia —explica el exdirector del Instituto JM Dawson de Estudios Iglesia-Estado de la Universidad de Baylor, Derek Davis—. Por eso, se ha usado la palabra ‘extremista’ de manera injusta y desproporcionada contra los testigos de Jehová”.

El Comité de Derechos Humanos piensa que la raíz del problema está en que la ley da una definición vaga e imprecisa de “actividad extremista”. Geraldine Fagan, autora del libro Believing in Russia—Religious Policy After Communism (Creer en Rusia. Política Religiosa después del comunismo), explicó al periódico The Washington Post que el vocabulario ambiguo de la ley facilita que los tribunales locales encuentren “a supuestos peritos a quienes no les agraden los testigos de Jehová para que escriban un informe que diga que sus publicaciones son extremistas”.

Eso fue lo que sucedió a principios de este año cuando el informe desfavorable de un perito lingüista hizo que un juez del tribunal de la ciudad de Vyborg declarara extremistas dos revistas de los Testigos. El fiscal del caso también presentó una demanda para declarar extremista la Traducción del Nuevo Mundo, la Biblia producida por los Testigos. Las audiencias se iniciaron el 15 de marzo de 2016.

*Fuente externa



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