En este mundo en el que cada día se aboga más por la diversidad, en el que supuestamente se ha avanzado en áreas como igualdad, respeto y derechos…
En este mundo hay algo que se ha venido a imponer y en lo que todos sin distinción de absolutamente ningún rasgo somos iguales: en tener la razón.
Esa es la nueva religión, la nueva raza, el nuevo género en el que todos los seres humanos de este planeta nos unimos. Ahora todos tenemos razón y nos da exactamente igual lo que piensen o digan otros, cada uno somos poseedores de una razón tan poderosa que nos hace invencibles.
Ya nadie escucha. Ya nadie argumenta con respeto. Ahora es: conmigo o contra mí. Entonces estamos creando tribus, si tenemos razón juntos, somos una tribu. No importa de dónde vengas, lo hagas o en lo que creas, si me das la razón eres de los míos, sino eres el enemigo.
Y así vamos, en una lucha por querer imponernos sin un atisbo de pensar, solo pensar, que la verdad absoluta no existe, que tener razón no es sinónimo de que otro no la tenga también y que el juntarte solamente con aquellos que piensan igual que tú, no solo te hincha el ego sino que al final te empobrece más que darte la oportunidad de ampliar tu mente.
No sé en que momento cruzamos esa línea. No tengo ni siquiera una buena razón para ello, pero lo que sí tengo claro es que soy fiel a lo que pienso, siento y así lo aplico en mi vida, pero nunca he pensado que es válido para todo el mundo, me gusta conocer gente que piense diferente porque así me nutro.
Pero ya es difícil encontrar quien lo haga con respeto. Ahora, hay que tener razón o no existes.