Temores

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Ana Blanco

Ya me vacuné. Primera dosis. Confieso que me costó dar el paso, todas esas informaciones cruzadas, la incertidumbre de lo que pueda pasar, de los efectos, mil cosas pasaban por mi cabeza.

Pero si algo he aprendido en este tiempo de pandemia es que por mucho que quiera controlar todo, es totalmente imposible.

Así que lo hice. Y desde ese mismo instante me invadió una sensación de alivio, como de libertad. Respeto mucho a quienes han decidido no vacunarse, creo que es algo muy personal. Pero en mi caso me ha ayudado a comprender que el miedo es necesario cuando te hace prudente, no tanto cuando te limita.

Me considero una persona bastante proactiva y decidida. Después de ser mamá me volví mucho más precavida y pienso casi todo y mucho, pero por esa misma razón trato de no pasar a mi hijo mis temores, porque la vida le enseñará los suyos propios.

No dejen de hacer algo solo por miedo a lo que pueda pasar, sí analicen y piensen pero no se paralicen por ese sentimiento. Y no le pasen esos miedos a sus hijos y les coarten la posibilidad de crecer.

Porque al final de eso se trata, de que esos temores no cierren puertas sino que te hagan más fuertes.

La incertidumbre, lo que pueda pasar es algo tangible, no lo niego, pero la mayoría de las veces tendemos a preocuparnos demasiado, a aferrarnos a esos miedos que nos hacen estar más cómodos porque nos dejan quietos con una excusa válida.

No sé que pasará con la segunda dosis, pero me la pondré, porque haciendo balance en estos momentos que nos tocan vivir quiero quitarle al virus el poder de seguir controlando mi vida.

Eso si me tenía extremadamente paralizada y, pase lo que pase, es mi decisión.



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