Nuestro país es una tierra bendecida por Dios. Tenemos abundantes fuentes de agua, suelos fértiles, gran variedad de microclimas, y además estamos en una ubicación geográfica privilegiada para comercializar con los principales mercados del mundo.
La República Dominicana tiene todo lo necesario para lograr su soberanía alimentaria y suplir las frutas y vegetales que necesitan las pequeñas islas del Caribe, que no cuentan con agua ni suelos fértiles, pero mueven una importante industria turística.
¿Qué necesitamos? Algo fundamental es fomentar la tecnificación del campo, aplicando las tecnologías apropiadas que nos permitan aumentar la productividad y ser más competitivos.
Principalmente esta tecnificación debe ir dirigida al uso eficiente del agua para la producción agrícola. Permitiendo ahorrar ese valioso recurso, así como aplicar los fertilizantes mediante el mismo sistema de riego, ahorrando insumos y aumentando la precisión.
En nuestro país el 90 % de los terrenos cultivados usan métodos ineficientes de riego, que desperdician hasta el 80% del agua, lo cual es algo alarmante.
Más de la mitad de toda el agua que se acumula en nuestras represas sencillamente se pierde.
Por suerte el presidente Luis Abinader ha colocado entre las prioridades del gobierno el campo y la agricultura, y de manera muy particular el uso eficiente del agua agrícola. De llevar eso a la práctica ese será uno de sus mayores legados.
Los recursos y esfuerzos que se encaminen en este sentido será la mejor de las inversiones que pueda hacer cualquier gobierno. Señor Presidente, camine este sendero con fe y con la plena convicción de ir en la vía correcta.