Muy recientemente los medios de comunicación dieron a conocer del discurso ofrecido por Luis Ignacio (Lula) Da Silva ante una audiencia compuesta por la dirigencia y parte de la militancia del PSL, Partido Socialismo y Libertad, en ocasión de su congreso electoral en que se firmó la alianza política entre este Partido político y el PT, Partido de los Trabajadores, del ex presidente Lula Da Silva, en donde, entre otras cosas, este hizo pública su intención de iniciar, conjuntamente con la comunidad de países suramericanos, el proceso de creación de una moneda común para Latinoamérica que sería conocida con el nombre de SUR.
Se trata de una moneda digital y constituye uno de los temas centrales del programa de campaña del ex presidente Brasileño.
Para Lula tres elementos positivos se desprenderían de la creación de esta moneda única:
Una sensible disminución de la dependencia del dólar para las transacciones entre países de la región.
Lograr la soberanía monetaria de América Latina.
Y principalmente, precipitar el proceso de integración latinoamericana, que ha sido por momentos lento o en proceso de repliegue en otros.
Este último objetivo constituye, a nuestro entender, la iniciativa más importante ya que históricamente han sido varios los proyectos de integración o de intentos de creación de una moneda común, llevados a cabo con mayor o menor suerte, relegados en el olvido, hasta ser de nuevo rescatados por un nuevo impulso integrador.
Los intentos por crear una moneda única en América del Sur se remontan tiempo atrás en la Argentina de Carlos Menen de 1997, cuando éste ordenó al Banco Central acuñar una moneda regional. Lula en Brasil y luego el presidente Pastrana en Colombia también lo intentaron, el primero apoyó la creación de una moneda común para los miembros del Mercosur y el segundo planteó la creación del Peso Andino en 1999.
En 2009 varios países de la región agrupados en el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) acordaron la creación del SUCRE como unidad de cuenta común, con miras a sustituir al dólar en las transacciones intra Alianza, pero las múltiples dificultades políticas así como las constantes agresiones imperialistas en contra de sus miembros, limitaron al mínimo el desarrollo de este instrumento monetario. Hoy en día, y a partir del 2021, el SUCRE es una moneda digital.
De igual manera en la década de los 50 se creó un mecanismo de compensación de cuentas en la región centroamericana que dio origen al llamado Peso Centroamericano, una moneda de carácter contable que funcionó con muy buenos resultados hasta principios de los 80s y que la crisis violenta surgida en esos años en la región, terminó llevándose de paro.
El uso del poder monetario, en especial del dólar, en la región por parte del imperio del norte, abre nuevamente la discusión sobre la moneda, la soberanía monetaria y la autodeterminación de los pueblos de la región.
El impulso que recibirá el proceso de integración latinoamericano con la conformación de SUR sería de singular relevancia, dada la coyuntura político-económica prevaleciente en el planeta, signada por el desvarío de las guerras imperiales y la pérdida de hegemonía de EEUU que se expresa, puntualmente, en la decadencia del dólar como moneda de intercambio y reserva internacional.
Aunque sin entrar en detalles, Lula, promete que de ganar las elecciones de Octubre próximo en Brasil ¨vamos a restablecer nuestra relación con América latina, y si Dios quiere, crearemos una moneda en América Latina, porque no tenemos que depender del dólar¨.
Si como el Peso Centroamericano, en su momento. llegó a desplazar al dólar norteamericano en el 90% de las transacciones intrarregionales, la nueva moneda propuesta por el ex presidente Brasileño, SUR, pudiera producir un impacto en el corto o el mediano plazo, semejante al caso del Euro en la Unión Europea
Una acción de esta naturaleza activará nuevamente los procesos integracionistas ya iniciados con la CELAC y UNASUR, y muy especialmente en un contexto político favorable al progresismo, con la pronosticada derrota de la derecha por parte de Gustavo Petro en Colombia y de Lula en Brasil, la mayoría de las naciones de América del Sur estarían bajo la dirección de gobiernos progresistas, donde el integracionismo tiene su mayor arraigo.
Se trataría pues de una jugada de carácter estratégico que traspasa el plano meramente económico y cuyos reflejos llegarán hasta las raíces fundacionales de la soberanía regional, albergada en los más caros afanes libertarios de Bolívar y Martí, de Fidel Castro y Hugo Chávez.