SANTO DOMINGO.-“A cuatro años de la pandemia de la covid-19 y del levantamiento del confinamiento domiciliario, la impresión que a uno le queda es que todo pasa y poco quedó”.
Así lo afirma la socióloga Arlette Pichardo, al destacar que “porque volvimos a retomar nuestras vidas como antes, nos olvidamos de ese proceso que nos tocó vivir y no nos quejamos porque tengamos que salir y han sucedido una cantidad de cosas, pues uno ve como han subido los precios de los productos básicos, pero nadie pone atención en eso porque fue simplemente que cerramos ese capítulo y volvimos otra vez”.
Entonces, en ese sentido cree que hay un llamado muy importante a que “tenemos que hacer balance de esos aprendizajes y reorientar nuestras vidas en función de eso, porque aunque lo superamos en cualquier momento, puede venir otra pandemia.
Entiendo que debemos entender mucho más que fue lo que pasó y a mejorar y adoptar los aprendizajes y creo que eso no lo estamos haciendo”.
La experta relata que durante el confinamiento que pasó (siete meses de encierro en San José de Costa Rica), lo primero que hizo fue superar el pánico y encontró varias maneras de vivir en ese tiempo. Entonces superar el pánico fue una cuestión de resiliencia basado en las relaciones afectivas, las relaciones primarias, y esa fue la cuestión fundamental.
Resalta que de ahí surgieron una cantidad de mensajes que estaban conectados con cuéntame el día. Porque, en medio de ese círculo familiar y de amistades, su sobrino, que es cardiólogo, la llamaba todos los días y le decía: “Cuéntame, tía” y preguntaba “cómo estás, qué hiciste hoy, cómo va el pánico, en qué estás”, como una manera de abrir una conversación, donde hablaban de muchas cosas fundamentales.
Pichardo, quien se dedica a estudiar temas sociales como planificación y evaluación, dijo que así nació la idea de hacer su libro que tituló “Cuéntame tía”, que está vinculado con lo que pasó durante la pandemia y el confinamiento domiciliario.
Relaciones primarias
— La gran enseñanza
Como enseñanza, describe que este proceso le dejó claro que la vida tiene que estar cimentada en relaciones primarias premiadas de afecto, esa es la lección más importante y quienes no tenían núcleos primarios fuertes y personas a su alrededor con quien conversar, estar en comunicación constante, la pandemia fue mucho más dura.