A pocas horas del magnicidio de Moise se produjeron varios conatos de violencia en la vecina nación. Efe
SANTO DOMINGO.- Hace años que Haití está inmerso en el caos institucional. Desde 2012 no cuenta con un Parlamento, que desde entonces fue disuelto.
El asesinato del presidente Jovenel Moise la madrugada del lunes viene a agravar la incertidumbre política y social en esta empobrecida nación, que no cuenta con los estamentos institucionales para levantarse de sus cenizas, a menos que recibe la cooperación de la comunidad internacional.
Existe una indefinición sobre la cabeza que habrá de ocupar la vacante forzada dejada por Moise.
En Haití hay dos primeros ministros: uno interino que es Claude Joseph y otro designado por el fallecido mandatario, Ariel Henry, quien no ha jurado al cargo.
En medio del caos profundizado por el crimen de Moise, constitucionalmente en Haití hay que convocar nuevas elecciones en un plazo de 120 días. Existen o existirán las condiciones?
Entre expertos en cuestiones internacionales hay coincidencia de que Joseph asuma la presidencia interina hasta la escogencia de las nuevas autoridades y que Henry sea el primer ministro, como fue la voluntad de Moise.
No se descartan revueltas callejeras de sectores que disputan el poder y que fueron adversarios abiertos de Moise, por cuya causa se atribuye el magnicidio la madrugada del miércoles.
Ante la tensa calma que prevalece en Haití, la Policía y las Fuerzas Armadas han asumido el control del país bajo la tutela de Claude, quien en prevención de situaciones fuera de la normalidad ha declarado el estado de sitio.
La complejidad de la situación interna d Haití viene por la falta de instituciones y de interlocutores válidos para frenar pobladas violentas y evitar que el caos se generalice, con una fuerte influencia de bandas criminales que se ha adueñado de algunos puntos estratégicos del país con la modalidad del terror y del secuestro cómo sus principales armas de combate.
Si bien hay que evaluar la pertinencia de una intervención militar en Haití, lo cierto que este país urge no solo por pronunciamientos de condena por el asesinato de Moise y por el peligro al caos que se agudiza, sino que se materialice una activa cooperación para salvaguardar lo poco que queda de la democracia y así evitar una aventura que se instale en el poder.
Y existe otra interrogante, quien se atreverá a aspirar a la presidencia sin las mínimas garantias en la seguridad personal?
En este contexto es que surge el llamado para Estados Unidos y toda la comunidad internacional no se mantengan al margen de la difícil situación política, social y económica en que está sumergido Haití.
En materia económica, Haití afronta una alta inflación y la tranquilidad amenaza por la violencia de pandillas, con escasez de alimentos y el hecho de que el 60 por ciento de los trabajadores percibe un salario de menos de dos dólares al día.
Actuación de RD
República Dominicana debe ser más activa en movilizar al cuerpo diplomático acreditado en el país para externar las preocupaciones acumuladas por décadas entre los dominicanos sobre el peligro que se cierne ante el agravamiento de las condiciones de vida y de seguridad para los haitianos y se conjure una poblada masiva hacia el territorio dominicano.
Si Haití lo es, entonces está muy cerca de ser un Estado fallido: sin presidente, sin Parlamento, sin instituciones fuertes y sin una clase política predominante, además de un débil sistema de Justicia. A esto hay que agregar la influencia de la corrupción y del narcotráfico en n las estructuras, todo agravado con las bandas criminales que siembran sus propias reglas a cambio de recompensas.
El escenario de las Organizaciones de las Naciones Unidas y de Estados Americanos es el propicio para que el deterioro institucional de Haití pueda ser dilucidado sin las demagogias políticas y estratégicas del pasado, ya que lo ocurrido constituye un mal precedente y una señal de peligro para la democracia de la región y con graves repercusiones.
Haití debe ser incluido en la agenda de Estados Unidos y de otros países en materia de reformas institucionales, de logística y de asistencia financiera, ademas de un cercano seguimiento para salvaguardar la seguridad interna y las garantías de los derechos vitales.
Desde la salida de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah) en octubre de 2017, la situación de estabilidad y convivenica se ha agravado. Esta representación se impuso en Haití en 2004 a raíz del movimiento armado que derrocó al presidente, Jean-Bertrand Aristide, y reforzada para ayudar al país a recuperarse tras el terremoto de 2010.
De unidad nacional
Ante la indefinición de un liderazgo potable hay quienes plantean que en Haití hay que propiciarse un gobierno de unidad nacional, ahora que las Naciones Unidas han reconocido al canciller y primer ministro interino, Claude Joseph como el responsable para lidiar este proceso incierto que vive este país.
En declaraciones ofrecidas ayer, la representante de este organismo para Haití, Helen La Lime, admite que hay incertidumbre y miedo.
“Hay ciertas tensiones y diferentes interpretaciones de la Constitución y urgió por ello a un diálogo político”, ha agregado.
De antemano, el designado primer ministro por Moise el pasado lunes, Ariel Henry, reclamó ayer el cargo ante la prensa internacional y asegura que Joseph forma parte de su Gobierno al ser también Ministerio de Relaciones Exteriores.
La ONG Human Rights Watch ha urgido a las autoridades de Haití a solicitar “asistencia internacional” para llevar a cabo una investigación “rápida, exhaustiva e imparcial” sobre el asesinato de Moise, que ha aumentado la fragilidad política en el país.
La UE pide respetar la Constitución
Apoyo. La Unión Europea (UE) llamó a respetar las disposiciones constitucionales en este “difícil periodo”.
En un comunicado, el alto representante comunitario para la Política Exterior, Josep Borrell, aseguró que este acto “cobarde e innoble” contribuye a incrementar la inestabilidad de Haití y corre el riesgo de “alimentar más la espiral de violencia en la que el país se encuentra desde hace demasiado tiempo”.
“Haití está en el corazón de una crisis política y humanitaria, en una situación de seguridad que continúa deteriorándose, que pone en cuestión la capacidad del Estado de proteger a sus ciudadanos”, señaló. Indicó que el respeto de las disposiciones constitucionales es una condición “esencial” en este momento.