Para nadie es innegable que la región-como acaba de ocurrir en Turquía y Siria- está abocada a un terremoto de gran magnitud, según advierten los expertos. No se desea crear alarma al decir esto. Aunque se registran a diario en nuestro entorno de manera imperceptible para las gentes, miles de temblores de tierra en la región del Caribe, incluyendo a República Dominicana. La tierra como ser vivo está en constante movimiento, y según explican los versados, está en constante liberación de energías acumuladas, cosa que se produce -a veces-de manera violenta.
La sorpresiva ocurrencia de estos fenómenos causa cuantiosos daños en ciudades, comunidades y en todo tipo de asentamiento humano y animal.
Ni los temblores fuertes y destructores, ni los tenues e imperceptibles, avisan de su ocurrencia, dando lugar a destrucciones incuantificables y lamentables pérdidas de vidas humanas.
En el preciso instante en que escribía este trabajo (12:44 del martes 21 de febrero) habían ocurrido en la región 10 sismos de magnitud 3 o superior, 20 de magnitud entre 2 y 3 y 5 sismos de magnitud inferior a 2.
Hacía seis minutos-eso fue ayer martes 21- que había ocurrido en Cuba un sismo de magnitud importante que pudo ser sentido por una parte de la población de esa isla.
“En las últimas 24 horas, Caribbean Sea (el Mar del Caribe) tuvo 10 sismos de magnitud 3.0 o superior y 20 sismos de magnitud 2+. También hubo 5 temblores pequeños por debajo de la magnitud 2.0 que la gente normalmente no siente. Se registró, asimismo, un último sismo de magnitud 2.6 a 29 kilómetro de Los Cayos, en el Sur de Haití, mientras que “un sismo fuerte” de magnitud 3.6 se registró ayer martes 21 febrero, en el Océano Atlántico, a 63 kilómetros de Port-de-Paix, en el Nordeste de Haití, informó casi a la una de la tarde el portal digital Volcano Discovery.
Las estadísticas de este portal reportan, además, que los “terremotos recientes por encima de la magnitud 1.0 han ocurrido en la vecindad del Mar del Caribe, Saint Croix Island e Islas Vírgenes de Estados Unidos (actualizado ayer martes). Señala que han registrado sismos en las últimas horas en zonas cercanas como Antigua y Barbuda, Océano Atlántico, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Estados de Campeche, de Chiapas, Quintana Roo, Yucatán, México; Venezuela, Granada, Guatemala, Golfo de México, Estado de Louisiana, Estados Unidos, Guyana, Haití, Jamaica, Nicaragua, Panamá, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Honduras, República Dominicana, San Cristóbal y Nevis, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Trinidad y Tobago.
Modo alerta: 18 mil 412 sismos
Destaca que en las últimas 24 horas han acontecido en la región 35 sismos, 20 de magnitud 2 y 10 de más de 3 magnitud. En los últimos 365 días, según el histórico de Volcano Discovery, ocurrieron 18 mil 412 sismos, de los cuales 9 mil 650 fueron de magnitud 2; 4 mil 857 de más de 3 magnitud y 672 de más de 4 magnitud.
¿Qué deseamos expresar con este preámbulo? Que se nos advierte de un terremoto de gran magnitud que está latente en la región. Si no queremos verlos así, mirémonos en los espejos más recientes, Turquía y Siria, donde estos fenómenos acaban de producir una estremecedora cifra de muertes e incuantificables daños materiales.
Y aún más cercano y todavía reciente, el terremoto de Haití, que causó miles de muertes y una irreversible destrucción en este, el país más pobre de América, y que es nuestro vecino más cercano y con el que compartimos la isla.
Frente a esta cruda y lamentable realidad, nos toca adoptar las medidas pertinentes para que, si nos ocurre algo similar, los daños sean los menos desastrosos posibles. ¿Es esto algo difícil de lograr? Creemos que no.
Si el Estado y la sociedad en sentido general adoptan medidas preventivas, independiente de algunas que ya son tomadas por parte de organismos de seguridad y defensa civil del país, podemos lograr protegernos de manera segura y a largo plazo en el territorio nacional.
¿Cómo lo haríamos? Tomando las siguientes medidas:
Llevar al Congreso de la República para su aprobación urgente la modificación de la Ley que rige el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC).
En tal sentido, sugerimos gestar dicha modificación para que se incluya, entre otras actualizaciones, que toda obra (pública o privada) que se construya en el país (edificaciones, puentes, presas, autopistas, carreteras, parques, caminos vecinales, etc.) busque el cierre de su terminación con el logro al Premio “Sello de Calidad de la Construcción”. El mismo será emitido por el Poder Ejecutivo a través de este Ministerio de Obras Públicas, de acuerdo a la modificación que se haría a la Ley:
- a)El Sello podría contemplar, entre otros aspectos, exigir a los ejecutantes de las obras una prueba de seguridad antisísmica, así como garantías de solidez y durabilidad del trabajo de cinco, diez, veinte, treinta y hasta 50 años, según la magnitud de la construcción. El “sello de calidad antisísmica” se entregará a todas las obras citadas, independientemente de que sean o no construidas por el MOPC.
- b)Mediante esta iniciativa se obligaría a las constructoras incluyendo a las del Estado a respetar y aplicar estrictamente en sus obras los principios del código antisísmico, como garantía para obtener el Sello de Calidad, el cual –a su vez- le daría una elevada categorización pública. Con estas exigencias, se espera que, además, se reduzca el número de construcciones informales en el territorio nacional.
La entrega de estos premios se realizaría en un acto público que se celebre en el Palacio Nacional. El Sello de Calidad para contratistas podría servir para que las constructoras sean más competitivas en el pujante mercado de la construcción del país y del exterior.
- c)La evaluación para el Sello Especial de Calidad Antisísmica de Obras Públicas (SECAOP) estará a cargo de un Consejo Superior que integrarían el MOPC, el Colegio de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA), expertos independientes, representantes de los constructores y los decanos de facultades de ingeniería y arquitectura de universidades del país.
- d) Compendiar todas estas ideas e iniciativas en un “MacroPlan” de transformación, modernización y cambio en la gestión y administración de las obras públicas en República Dominicana, como forma de legado del actual Gobierno frente a una realidad sísmica que luce una inminente la ocurrencia de un temblor de magnitud fuerte en toda la región del Caribe.
Con estas sugerencias lograríamos no solo adoptar una robusta solidez en la prevención de desastres ante una eventualidad sísmica, sino que, además, nuestras compañías constructoras se fortalecerían de tal manera que podrían competir en la realización de proyectos de construcción no solo en el país, sino en toda la región caribeña y más allá.
Sugerimos al respecto que se ponga estas propuestas en manos de expertos para su conversión en proyectos con sus respectivos presupuestos y estudios de factibilidades.
Dice el refrán que: “Es mejor prevenir que tener que remediar”.
*El autor es periodista.