Subsidios

Es alucinante la enormidad de dinero del Erario destinado a subsidios, mediante ayudas sociales, transferencias a las EDE, apoyo presupuestario a Senasa y otros como los “bonos” en fechas especiales.

Apoyo las ayudas estatales cuando son puntuales, como por ejemplo durante el cierre por la pandemia hace cuatro años. Igualmente, hay una franja de ciudadanos en extrema pobreza que sin auxilio gubernamental quizás pasaría hambre.

Pero es contraproducente mantener un gasto tan desproporcionado a expensas de disminuir las inversiones de capital, obras públicas o estímulos a la producción y exportación. Mejor dar empleo y no limosna.

En antes, decían mis mayores, pena equivale a fúñete… Thomas Sowell, un economista merecedor del Nóbel, pero ninguneado por ser políticamente incorrecto, dice que quienes defienden programas oficiales para minorías, en base a subsidios indiscriminados, olvidan que a quienes más ha subsidiado Washington, desde principios del siglo XIX, es a los indios nativos de Norteamérica; el resultado ha sido que son uno de los pocos grupos con peores métricas de desarrollo social, por debajo de negros e hispanos.

Financiar el robo o impago de luz, dar servicios médicos subsidiados, aumentar nóminas públicas y demás políticas sociales, crea una casta de ciudadanos dependientes del favor estatal. Desmotiva la creación de riqueza y conduce, tarde o temprano, a la quiebra de las finanzas públicas.