¿Soy yo un intelectual?

¿Soy yo un intelectual?

¿Soy yo un intelectual?

Gabriel Sánchez

Recientemente, asistí a la puesta en circulación del libro: ¨Los Movimientos Sociales Dominicanos en el Siglo XXl¨ del amigo Julio Cesar Valentín Jiminián. En su dedicatoria al libro que compré, el autor me escribe: «A Grabiel Sánchez, gran luchador e intelectual comprometido con los humildes de mi pueblo». A raíz de su muy considerada dedicatoria, me resurgió la vieja inquietud: ¿Quién debe llevar el título de intelectual? ¿Soy yo un intelectual?

Según la Real Academia de la Lengua Española, un intelectual es aquella persona dedicada preferentemente al cultivo de las ciencias y las letras. El diccionario de Oxford Languages plantea que un intelectual es quién se dedica fundamentalmente a actividades o trabajos en los que predomina el uso de la inteligencia.

Para el economista, jurista y filósofo austriaco Friedrich August Von Hayek, ganador del Premio Nobel de Economía en 1974: «Los intelectuales no solo son los teóricos y académicos, sino también toda clase de formadores de opinión en la sociedad, escritores, periodistas, comunicadores, predicadores, científicos y activistas de todo tipo».

Hace más de 15 años, le pregunté a un viejo amigo, exdecano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la UASD, qué es ser un intelectual; su respuesta añadió una particularidad a las definiciones ya presentadas: ¨Un intelectual es aquella persona que produce un texto que se utiliza en consultas y que sirve de referencia a otros autores e intelectuales¨.

Siendo así, podríamos decir que el gran filósofo clásico griego Sócrates, considerado como uno de los más grandes; tanto de la filosofía occidental como de la universal, quién fue maestro de Platón y tuvo a Aristóteles como discípulo, no es un intelectual, pues no dejó nada escrito. Me cuesta creer que Sócrates no haya sido un intelectual.

Si bien es cierto que un intelectual debe dejar una huella que sea referente para sus iguales o para las masas, no es menos cierto que personajes como Sócrates, están dentro los intelectuales más sólidos que la humanidad han conocido.

Cuando pensamos en un intelectual, nos llega a la mente quién ha dedicado su vida al intelecto, una persona mayor con lentes y canas, sin embargo, acogiéndonos a la definición de la RAE y al concepto emitido por el economista H. A. Von Hayek, existen personas dentro de organizaciones e instituciones cuyas funciones llevan intrínsecas acciones y funciones vinculadas a lo intelectual; aunque, no quede plasmado en fuentes su autoría. Estos últimos definitivamente son intelectuales.

Si pensamos en una persona o un conjunto de personas que escriben un discurso de un ministro o de un presidente, dicho discurso no lleva la firma del autor, pero definitivamente quien o quienes lo escribieron son intelectuales.

Finalmente, como todo en la vida, habrá varias versiones del mismo fenómeno, y debemos quedarnos con la que mejor se acomode a nuestro interés. Particularmente, me quedo con la versión que plantea que la intelectualidad no está limitada a un pequeño grupo de eruditos, sino que la componen un conjunto más amplio de personas cuyo día a día conlleva utilizar el pensamiento para forjar opiniones escritas o no.