El año 2019 se adivina muy complicado y con muchas sorpresas para la región. Ya en los primeros días y partir de ellos y de lo que efectivamente ocurra habrá de verse por dónde verdaderamente irán las cosas.
Para empezar, y lo que no es poco, con 2019 iniciará su mandato presidencial en Brasil Jair Bolsonaro. La expectativa es muy grande entre los brasileños, primero que nada, pero lo es también para la región.
El futuro de muchas organizaciones, tales como el Mercosur y algunos sellos con sede indebidamente apropiada como la Unasur, está supeditado a lo que vaya a hacer el gigante suramericano, que decididamente no va a seguir como hasta ahora.
Quizás más importante aun sea lo que el gobierno de Bolsonaro resuelva respecto a Venezuela. Hasta ahora la mano viene dura: no invitó a Nicolás Maduro, a Nicaragua ni a Cuba, considerados, además, de dictaduras, enemigos ideológicos, pero además figuras destacadas de la nueva administración como su canciller y el vicepresidente electo hablaron de una hipotética acción de la ONU y hasta de que oficiales brasileños estuvieran al mando de fuerzas de la organización que eventualmente deban garantizar un proceso democrático en Venezuela.
Pero por un lado está la cháchara y por el otro los hechos. Si Brasil desconoce, por considerarlo ilegítimo, al nuevo periodo presidencial de Maduro –quien asume el día 10 de enero- y procede en consecuencia, eso determinará y precipitará muchos acontecimientos que hasta ahora, cháchara mediante, se van esquivando.
¿Qué hará el grupo de Lima, que tampoco reconoció al nuevo gobierno de Maduro y hasta ha sido muy duro con el régimen bolivariano? Llegó el momento de decidir en consecuencia.
Los mexicanos, como era de esperar, cambiaron de línea; “retomaron el buen camino” según La Habana. López Obrador (AMLO) es consecuente con sus pasadas inclinaciones bolivarianas y, más aun, con sus nostalgias por la política exterior del viejo PRI, cuando los mejicanos eran fascistas para adentro pero izquierdistas para afuera.
De cualquier forma ya no es tan fácil y más allá de las nostalgias hoy los tiempos han cambiado.
Antes como que les estaba “permitido”, pero ahora las relaciones con EE. UU. pueden ponerse muy difíciles, cosa de lo cual México se ha cuidado siempre de que no ocurra y en eso AMLO no es la excepción .
Y aquí aparece el otro jugador amigo de sorprender con sus jugadas, Donald Trump.
Es difícil aventurar para qué lado habrá de encaminarse. Todo puede suceder, pero con limitaciones. Especialmente por lo que ocurra en Venezuela.
Para Maduro la situación es bien clara desde hace mucho y perdido por perdido siguió el método sirio de Bashar al- Asad: mantenerse en el poder a cualquier costo. Y este lo ha conseguido, y como . El costo ha sido muy alto en vidas, pero era su alternativa y tuvo aliados para conseguirlo.
En alguna medida Maduro también lo va logrando.
La única diferencia es que el costo no se ha pagado en vidas, pero sí con la emigración de millones de venezolanos y la entrega de todas las riquezas de un país muy rico. Es en definitiva la única alternativa para Maduro y la viene aplicando, e incluso con los mismos aliados.
Tanto Rusia como China son hoy los mejores socios del régimen chavista o quizás sea mejor decir que son sus mayores acreedores y que cada vez más los “ intereses” venezolanos son sus intereses.
Pueden darse cosas que antes pasaban en otros lados y que nunca nadie imaginó que pudieran suceder aquí.
El panorama es complicado, hay asuntos muy serios a los que habría que encarar con más seriedad y tranquilidad y sin tantas medidas sorprendentes e impactantes y con más decisión y menos cháchara.