Sony Ovalles y su legado en la música durante casi 60 años

Sony Ovalles y su legado en la música durante casi 60 años

Sony Ovalles y su legado en la música durante casi 60 años

Sony Ovalles junto al trompetista Itte Jerez durante una visita en Sodaie, institución que agrupa a los músicos y cantantes.

SANTO DOMINGO.-El fallecimiento repentino del productor musical Sony Ovalles, la madrugada del sábado, fue una sorpresa para todos. Se le conocía como una persona dedicada todo el tiempo a la música, pues este oficio era su todo.

Su legado nunca será olvidado, pues quedó plasmado en muchas obras musicales de artistas de diferentes géneros, tanto nacionales como internacionales.

Rafael Ovalles Amaro (Sony Ovalles), nació en Salcedo, el 27 de junio de 1940, hijo de Carlos Ovalles y Nidia Amaro. Inició sus estudios musicales a la edad de 14 años en el municipio de Castillo, provincia Duarte, bajo la supervisión del músico Cuto Estévez, quien vio en él a un futuro músico.

Su historia musical
Sony estaba en el colmado de un tío tocando en el mostrador, haciendo una especie de conguero, y Estévez, que iba pasando por ahí, le vio tocando con ritmo y lo invitó a que fuera a la academia de música, donde era profesor.

Estévez lo inscribió en la Escuela Municipal de Música, primero solfeo y luego trompeta. Al poco tiempo era miembro de la banda municipal de Castillo, y al mismo tiempo tocaba en la orquesta de Cuto Estévez.

A los 17 años se trasladó a Santo Domingo, a la casa de Leila Amaro, una prima suya y profesora universitaria. En la capital ingresó a la Marina de Guerra, con un salario de 38 pesos mensuales.

En 1961, estando en la orquesta de la Marina conoció al pianista Papito Bazán, músico de Félix del Rosario, a quien le dijo que le enseñara a tocar ese instrumento.

Para ello decidió pagarle 10 pesos mensuales para que lo instruyera en piano y música popular.
“Félix del Rosario tocaba fijo en El Moderno y yo iba los fines de semana al lugar a ver a Papito tocar el piano, mientras que en el día iba a su casa a solfear y practicar”, recordó Sony Ovalles.

El día de su suerte
Un día Papito no llegó a la actividad. Félix y uno de sus trompetistas de nombre Cacayo fueron a buscarlo a la casa, pero al parecer éste se había ido de parranda y no estaba en condiciones de tocar.

-Sara, ¿dónde está Papito?, preguntó Félix a la esposa del músico.
-Bueno, yo he tratado de despertarlo, pero no se levanta, él está asueñado y creo que no está en condición de ir a tocar, respondió Sara

-Pero maestro, vamos a llevarnos este muchacho que está aquí. Él más o menos toca algo y así no nos metemos en problemas con El chino (el propietario de El Caribeño), le dijo Cacayo a Félix.
– ¿Tú te atreverías a acompañarnos en el piano solo por esta actividad?, le preguntó Félix del Rosario.

-Sí, claro que sí, yo me sé todo el repertorio de ustedes, respondió Sony Ovalles.
Ese día lo llevó para que tocara solo por esa actividad, para así salir del paso, y lo hizo bien. Otro día Papito volvió a faltar y Félix lo solicitó de nuevo y desde entonces inició su carrera como músico popular, tocando en diferentes grupos.

Varios años más tarde fue integrado a la banda de la Policía Nacional. En 1962, Estando con El Negrito Truman, Johnny Ventura lo contrató para que formara parte de su orquesta y le ofreció seis pesos por baile, uno más que lo que ganaba con Truman y se fue con Johnny.

En 1973 Wilfrido Vargas iba con frecuencia a la casa de Sony para verlo tocar en un piano de cola que le había comprado al músico Julio Alberto Hernández y se ponían a conversar.

“Un día Wilfrido me invitó a su casa, recuerdo que él vivía en la Tunti Cáceres y ese día me comentó que Bienvenido Rodríguez le había hablado para grabarle, pero que no tenía temas”. Con Wilfrido hizo historia por años.

— Exitoso
Trabajó en los discos El Jardinero, La medicina y Vida, canción y suerte, de Wilfrido Vargas, de donde salió en 1986 para dirigir el proyecto Rubby Pérez y orquesta. Fue arreglista de Madre mía, Cumandé, Mi tonto amor, entre tros,