A la población le consta (gracias al Covid-19) que estar en cuarentena es bien difícil por no poder salir y hacer lo que bien se antoje o deba, en el momento que quiera; así que no es complicado imaginar cómo la están pasando aquellos a quienes este estado les agarró solteros y solo. Penoso, ¿verdad?
Quedarte solo y sin nadie que se preocupe por ti en plena en cuarentena parece ser el escenario perfecto para deprimirse, compadecerse y caer en un estado anímico insoportable; pero, si se toma la decisión correcta, esta ocasión se presta como la mejor oportunidad para empezar a realizar acciones que transformen tu vida.
Dependiendo del anhelo o necesidad, puedes comenzar a trabajar en cambiar la imagen de tu cuerpo, iniciar un negocio o capacitarte; pero lo que más aprovecha es estrechar tu relación con Dios, que es el único que puede regenerar tu interior y exhibirlo al exterior.
Estando soltero, solo y en cuarentena (o peor aún, preso, en una cárcel del Roma), Pablo escribió cuatro de las 13 cartas por medio a las cuales los cristianos hoy aprendemos a conducirnos en los caminos de Dios.
Lejos lamentarse, autocompadecerse o poderse a llorar por su situación, Pablo buscó la manera de completar la misión que se le había impedido hacer en libertad y por la que fue apresado: predicar el evangelio.
Desde allí escribió las cartas a Efesios, Filipenses, Colosenses y Filemón, en las cuales no sólo animó a otros, sino que también aseguró que podía “regocijarme en todo tiempo y puedo contentarme cualquiera sea mi situación, aunque esté en prisión”, (Filipenses 4:4, 11).
Eso sucedió en los años 56 o 57 D. C., y todavía hoy estamos leyendo esos versos, que en principio eran correspondencias, pero luego ser convirtieron en enseñanzas que hoy podemos aplicar a nuestras vidas.
Pablo veía la soltería como un estado ideal para ocuparse de las cosas de Dios y agradarlo (1 Corintios 7:32).
Su misión y empeño pesó más que su estatus o condicional social, demostrando que lo que importa no es tener un buena compañía, sino el amor de Dios y la determinación de querer hacer su voluntad; de modo que la forma de aprovechar esta cuarentena no depende de quién está contigo ni de lo que puedes hacer, sino de quién vive dentro de ti. Esa fue la experiencia de Pablo, te toca a tí construir la tuya.