Emocionarse por las cosas. Llorar. Gritar si es necesario. Expresar aquello que sentimos. No sé en qué momento asumimos que debemos disimular nuestros sentimientos porque dejarlos salir nos hace vulnerables.
Creo que es todo lo contrario, si logramos transmitir nuestros estados de ánimo será más fácil desahogarse, compartir y escuchar otras versiones que nos hagan ver el camino que quizás solos no encontramos.
Si nos lo guardamos todo, al final se convierte en una bomba de tiempo que cuando explota es mucho peor.
Cuando eres un niño, eres mucho más libre. Lloras, gritas, te enfadas y es una manera de comunicarte, pero según vas creciendo te inculcan que tienes que disimular, guardarte todo para ti, incluso con tus personas cercanas.
Ser sensible se convierte en ser débil y armamos una coraza para no dejar salir nada. Nos convertimos en solitarios emocionales.
Y si por una casualidad osas dejarlo salir ya te tildan de diferentes estereotipos. Cuánto mejor nos iría si pudiéramos ser realmente sinceros, primero porque lo seríamos con nosotros mismos y todo ese esfuerzo que dedicamos a manejar nuestras emociones en silencio pudiera dedicarse a comunicarnos sinceramente con los demás.
No somos máquinas, aunque hoy en día cada vez nos quieran acercar más a un logaritmo.
Somos seres vivos, pensantes, con muchas emociones y sentires que nos diferencian de otros seres vivos, por eso debemos aprovechar lo que la naturaleza nos brinda y sacarle partido.
Si te sientes mal, dilo. Si quieres gritar, hazlo. Si necesitas llorar, no lo evites y sobre todo comúnicate emocionalmente con las personas que amas porque al final es lo que te va a hacer conocerte mejor, amarte mas y, sobre todo, amar profundamente a quien te rodea.
Sin concesiones, ni medias tintas. Siente como lo que eres, no como lo que esperan de ti.