Barbarie es sinónimo de un sistema social con un comportamiento cruel, inhumano, despiadado. Es un sistema en que prevalece la ley de la fuerza.
Imponer la fuerza, la brutalidad, nada tiene que ver con los conceptos de democracia y Estado de derecho.
La anterior introducción la hacemos a propósito del bochornoso suceso acaecido en el barrio Capotillode la ciudad capital, el jueves 25 de octubre en la madrugada, en el que agentes de la Dirección Nacional Contra Drogas (DNCD) ocasionaron en un operativo la muerte de dos personas y las heridas de tres más.
En este operativo antidrogas en que no se informó si hubo representantes judiciales, se hizo alusión a intercambios de disparos, sin embargo, los muertos y heridos solo correspondió a los moradores y pequeños comerciantes vendedores de piña del barrio de Capotillo.
Respecto al operativo referido algunos medios señalan, en torno a lo acontecido, que los agentes de la DNCD impidieron que las personas mortalmente heridas, y que finalmente fallecieron, fueran socorridas en su estado agónico para ser trasladadas al hospital.
De la misma manera en que elevamos nuestra voz para condenar los actos de barbarie y de la más vulgar delincuencia, que significan los cobardes asesinatos de policías y militares para despojarlos de sus armas de reglamento, criticamos los asesinatos de personas desarmadas, alegando “intercambio de disparos”, así como la inhumanidad de impedir el socorro a personas moribundas.
Cierto es que algunos de nuestros barrios populares están ahogados en droga, que en algunos de ellos se producen tráfico y hasta ventas públicas e indiscriminadas de drogas ilícitas.
Es verdad que se dan los llamados “peajes”, y es cierto también que en la defensa de “sus” espacios y territorios, grupos de narcotraficantes se enfrentan entre sí, de manera armada, y con los agentes antinarcóticos.
Pero el enfrentamiento de esta situación supone el cumplimiento de protocolos garantes de operativos eficaces que impidan la muerte de personas inocentes.
Creemos que es hora ya de que el conjunto de nuestra sociedad reaccione y condene todos los actos de delincuencia, violencia, inhumanidad y de barbarie.
Es hora de que rechacemos todo comportamiento pasivo o indiferente respecto a todo tipo de actos injustificados o ante las tribulaciones que puedan afectar a cualquier ser humano.
No actuemos solo ante lo que nos afecta a nosotros directamente. Es hora de que dejemos de creer que solo es real lo que nos pasa en persona o a uno de los nuestros.
Es hora también de dejar de pensar que lo que les pasa a lo demás es realidad virtual, o que a nosotros no pueden sucedernos las cosas graves.
¡Tamaña equivocación!
Para avanzar y crecer como sociedad pongamos resistencia ante los abusos y la barbarie, y dejemos de actuar con indiferencia y pasividad.