Santo Domingo.-Postrado en una cama por las quemaduras que sufrió tras durar dos días bajo el candente sol del mar Caribe, Miguel Ángel de la Cruz, se arrepiente de haber tomado la decisión de intentar irse ilegalmente del país.
Con el rostro totalmente lesionado y dificultad para hablar, el joven de 28 años de edad afirma que ahora tendrá que pagar un préstamo de RD$20 mil que solicitó para completar los cerca de RD$35 mil que, según indica, le pidieron por el viaje.
“Irme en esa viaje fue una locura”, reflexiona mientras recuerda los momentos difíciles que vivió cuando la embarcación en que se trasladaban zozobró el pasado jueves.
Afortunadamente él puede narrar ese episodio, ya que cerca de 15 personas de las 23 que le acompañaban no han sido localizadas.
A pocos metros de la casa de De la Cruz, ubicada en el sector Villa Orilla de esta ciudad, los padres de Juan Carlos Ramírez, quien está desaparecido, se encuentran inconsolables.
“Desde el sábado no duermo bien. Es desesperante el dolor que siento”, comenta con lágrimas en los ojos Gladys Santana, madre de este último.
Era la segunda vez que el hijo de esta señora, quien se dedicaba a la construcción, intentaba completar la peligrosa travesía entre República Dominicana y Puerto Rico.
“A veces quiero resistirme a llorar, porque uno es hombre, pero no puedo”, explicó Dionisio García, padre de Ramírez, quien tiene seis hijos.
Como forma de pagar el viaje, este albañil cedió una pasola a los organizadores de la travesía, narró su hermano Julio César Aquino.
Intervención del Gobierno
Solo en los marginados barrios Villa Orilla y Punta de Garza de esta ciudad hay cinco familias cuyos parientes aún están perdidos.
“Ni la Marina ni ninguna autoridad se ha puesto en contacto con nosotros. No están ayudándonos en su búsqueda y son más de doce dominicanos que no se sabe de ellos”, se quejó Mayra Acosta, esposa de Ramón Antonio Mercedes, otro de los desaparecido.
En la yola utilizada para el viaje también había personas procedentes de Nagua, Santo Domingo y Santiago. Algunos de ellos llegaron a pagar hasta RD$120 mil, porque el precio variaba entre viajeros. “Nosotros queremos saber qué es lo que está pasando, porque no aparecen ni los cuerpos ni sobrevivientes”, dijo.