Santo Domingo.-La cárcel de “La Victoria”, durante décadas símbolo del hacinamiento y las condiciones infrahumanas del sistema penitenciario dominicano, dejó de recibir nuevos internos desde ayer, en lo que constituye su cierre técnico y el inicio del proceso de traslado paulatino de las personas privadas de libertad que aún permanecen allí.
La decisión, anunciada el martes pasado y ejecutada desde ayer, marca el fin de una era que acumuló denuncias nacionales e internacionales por el nivel de deterioro, violencia, insalubridad y sobrepoblación del penal.
Sin embargo, el cierre de La Victoria no significa que el país haya resuelto la crisis estructural de su sistema carcelario, una problemática que continúa afectando a cientos de reclusos y que limita la capacidad de acción de los tribunales.
De acuerdo con estadísticas de la Dirección General de Servicios Penitenciarios y Correccionales (DGSPC), las cárceles dominicanas se encuentran al límite de su capacidad, con una población que supera ampliamente el número de internos para el cual fueron diseñadas.
Esta sobrepoblación genera hacinamiento extremo y precariedad en las condiciones humanas de los reclusos, con carencias en servicios de salud, higiene, alimentación y acceso a espacios dignos.
La situación es tan crítica que, en numerosas ocasiones los jueces no han podido ejecutar las medidas de coerción que ordenan, debido a la falta de cupo en los centros penitenciarios. En el llamado caso Cobra, por ejemplo, los imputados debían ser trasladados a la cárcel de Najayo, pero la sobrepoblación obligó a su reubicación en el nuevo recinto carcelario “Las Parras”.
En lo adelante ningún juez podrá disponer nuevos ingresos a ese penal, lo que obliga a redirigir a los imputados hacia otros centros, especialmente el Centro Correccional y de Rehabilitación (CCR) Las Parras, en el municipio Guerra.
Las Parras está diseñado para recibir hasta 8,000 privados de libertad, pero actualmente sólo alberga unos 600 internos, más los imputados del caso Cobra, a quienes se les atribuye haber estafado al Estado a través del Seguro Nacional de Salud (SeNaSa).
A su llegada, los privados de libertad reciben un kit de higiene personal, ropa de cama, vestimenta básica y artículos de uso diario.
Prisión preventiva
— Sobrepoblación
El uso excesivo y abusivo de la prisión preventiva por parte de los tribunales mantiene colapsado el sistema penitenciario dominicano, con centros correccionales que superan el 400 % de sobrepoblación.
Las Parras, con inicio distinto a La Victoria
Cierre. Aunque la capacidad instalada de Las Parras representa una oportunidad para descongestionar el sistema, especialistas penitenciarios advierten que la crisis no se resolverá únicamente trasladando internos, pues el país enfrenta problemas estructurales como el uso excesivo de la prisión preventiva, falta de programas de rehabilitación, retrasos procesales, escasez de personal, infraestructura deteriorada y centros que operan por encima de su límite.
“Desde hoy el cierre de La Victoria es definitivo: sólo pueden salir internos, no pueden entrar”, afirmó Roberto Santana, quien tiene a su cargo liderar el proceso de transformación carcelaria.