Sobre el aumento salarial

Sobre el aumento salarial

Sobre el aumento salarial

Rafael Chaljub Mejìa

El asunto del aumento salarial ha recobrado actualidad desde que el vocero de los grandes empresarios lo propuso. Recomienda el señor Pedro Brache, que cada patrono, si lo desea, disponga a su voluntad el propuesto aumento.

Aunque esa idea de don Pedro anula el papel del Ministerio de Trabajo y la responsabilidad del Estado, el referido Ministerio actuó con diligencia, convocó a las centrales sindicales y a la patronal a una reunión formal para el pasado miércoles. La patronal hizo caso omiso y no asistió a la cita.

La necesidad del aumento es tan urgente que hasta la cúpula empresarial la reconoce. El azote de la carestía, la reducción del salario real, los apuros en que se ven los trabajadores en medio de la presente ola inflacionaria y las perspectivas de que todos estos factores se sigan incrementando están demasiado a la vista. Aquí estamos ante la situación de siempre.

Salarios injustos y una cúpula empresarial cerrada a banda a la negociación.
La realidad nos refiere a cuestiones que están en el fondo del debate. Primero, que los bajos salarios están dictados por el modelo que rige la economía dominicana.

Una economía hacia afuera, al servicio de la exportación y del turismo. Las zonas francas y todo inversionista extranjero demandan de salarios deprimidos y moneda nacional devaluada como dos de sus principales atractivos. El turismo requiere que sus dólares rindan a la hora de cambiarlos por pesos dominicanos.

Mientras tanto, esos mismos pesos devaluados son los que recibe el trabajador a cambio de su labor y como los costos de los bienes de consumo suben constantemente, la existencia se le vuelve más difícil a los asalariados. Pero la peor tragedia, es que los trabajadores no tienen capacidad de presión en favor de su salario ni de ninguna otra de sus reivindicaciones, porque no tienen organizaciones sindicales que lo representen.

El mismo modelo económico que crea pesos devaluados, impone a su vez la eliminación de cualquier forma de organización obrera. Aquí, con la tolerancia de todos los gobiernos, el presente incluido, la democracia se detiene en las puertas de las fábricas, la libertad sindical, el derecho de organización de los trabajadores hace tiempo fue cancelado y hablar de organización obrera en las industrias es exponerse al despido inapelable.

Entonces, vamos en favor del aumento salarial, pero conscientes de que cambiar ese modelo y conquistar la libertad sindical, son los mayores desafíos de la clase obrera y sus defensores.



Rafael Chaljub Mejía

Columnista de El Día. Dirigente político y escritor.