Situaciones complejas y difíciles

Situaciones complejas y difíciles

Situaciones complejas y difíciles

Roberto Marcallé Abreu

El fin de semana, o mejor, los días viernes y sábado, tuvieron lugar situaciones que obligan a cualquier observador imparcial a meditar en sus orígenes y propósitos.

Es casi obligatorio preguntarse los porqués, así como la ausencia, hasta este día, de explicaciones formales.

Este sábado, la red de semáforos de Santo Domingo colapsó o, más sencillo, pareció ser objeto de una reprogramación que transformó en un verdadero caos la circulación de vehículos en una ciudad imposible de transitar debido a la alucinante cantidad de vehículos que circulan por sus calles.

Muy extraño, por decirlo de alguna manera, que los agentes que controlan el tránsito sencillamente brillaron por su absoluta ausencia ante una situación complicada y al margen de toda lógica.

Ante el caos incontrolable, una significativa cantidad de ciudadanos optó por dejar de lado sus propósitos y retornar a sus destinos de origen porque lo único a vislumbrarse era el de una situación alucinante.

Puede presumirse que estamos destinados a vivir una situación eventualmente impredecible. Bastaría con apreciar la enorme cantidad de vehículos en oferta que figuran en la publicidad de nuestros diarios y la desconcertante cantidad de negocios dedicados a esos menesteres.

De otra parte, me llamó en extremo la atención el apresamiento por parte de uniformados haitianos de un agrimensor dominicano que realizaba trabajos de campo en la frontera, según explicó, para la eventual construcción de una obra.

El técnico fue apresado en un operativo en el que participaron militares del vecino país fuertemente armados y casi arrastrado pese a sus protestas de que él estaba en territorio dominicano y que se limitaba a ejecutar un trabajo técnico en el lugar. En los videos se le veía dando explicaciones y mostrando sus equipos –no armas de fuego ni nada por el estilo.

Sigamos: un tema de interés es la progresiva incidencia de la denominada “inteligencia artificial” en la cotidianidad de las personas.

Nadie debe oponerse al obligatorio avance de la tecnología en la vida de los seres humanos, aunque lo cierto es que precisan más ejercicios intelectuales sobre el significado de la IA en lo que tiene que ver con la libertad y el libre albedrío de las personas.

Son muchos los peligros que se han adelantado a este respecto. Peligros que obligan a una honda reflexión acerca del uso de la tecnología para la limitación de las libertades, tal y como figura en una película antológica, “Odisea espacial” de Stanley Kubrick.

El “Listín Diario” del 26 de agosto nos trae informaciones imprescindibles. “Educación recibió casi dos billones en once años”. “Pocos cambios a 11 años del 4 por ciento para la educación”.

“Estudian conductas de los niños nacidos en la pandemia”. “Muchos incumplieron el compromiso ético y de transparencia que firmaron en el 2020”. “No se logra que se cumpla con declaraciones juradas” …
Queda mucho por delante. Y la realidad es cada vez más compleja y difícil…