La falta de planificación, ha sido uno de los principales obstáculos que se han presentado en la República Dominicana, para lograr el desarrollo en una gran mayoría de los sectores que inciden en forma determinante en la vida de todos.
Esa orfandad que ha persistido por los siglos de los siglos, ha seguido un curso descontrolado en términos estructurales y organizativos , porque lamentablemente la ciudadanía no se ha plantado en cuatro patas, para que exigir por todos los medios a su alcance, que se corrijan de una vez por todas esas graves falencias.
Y es objetivo o se puede lograr, siempre que se trabaje con la debida responsabilidad que le otorga la autoridad para ejercer funciones de cualquier naturaleza o envergadura.
La sociedad dominicana debiera tener hoy en un mayor grado de desarrollo en todos los sentidos, si quienes ejercen elevadas funciones públicas, y por qué no también privadas, las aplicaran los recursos que manejan con la ética, decencia y honradez que demandan las circunstancias.
Llama esto la atención, tras observar que: “cuando se quiere se puede”, y quedó demostrado con una simple muestra: “el uso que se le viene dando al estadio olímpico, tras las concentraciones multitudinarias artísticas y religiosas que se realizaron hace una semana.
Podría parecer que esto último no es de mucha importancia, pero sí que lo es, dado que por algún sitio se debe comenzar, y que nadie dude, cuando en esa instalación deportiva, la más importante del país, la utilizaban en eventos de esa naturaleza, el Estado tenía que erogar millones de pesos en reparaciones, cosa que no sucedió en estos últimos eventos, dada la planificación para el montaje y realización de los mismos.
Si no comenzamos por alguna parte, estaremos sumidos en un desorden incorregible.