La letra de una famosa canción entona que cuando un ser querido se va deja un espacio vacío. Yo me atrevo a decir que no, ciertamente la ausencia física es visible, pero cuando amas y das todo por el que trasciende el plano físico, hay una presencia latente en ti que toma visos de eternidad. Insustituible.
Es como una certeza de que te observa y vive desde otra dimensión a lo que contemplas.
Y es como atesoras y te esfuerzas porque ese momento nunca se borre y ríes con lo que reía, honras su importancia, saboreas lo que le gustaba y honras su memoria con lo que celebraba. Cuando ríes a solas con sus chistes o simplemente cierras los ojos y sientes la paz del que no necesita la presencia física para ser recordado, ni reconocido porque simplemente ¡Vive!