Porque: “El hombre superior, es aquel
Que no pierde su corazón de niño”
El hombre que ante la perspectiva
De lucro prefiere la justicia; que sabe
Jugarse la vida y que no olvida
Sus antiguos compromisos, éste es un
Hombre cabal.
Confucio.-
Es tan grande el orgullo que me embarga de ser dominicano, que no me cabe en el pecho. Quisiera poder copar todas las redes sociales, para dar a conocer nuestra grandeza, que de media isla y un historial “pletórico” de principalía y héroes, por un lado, y por el otro con una herencia tendente a la sumisión y al silencio ante los agravios, saqueos y crímenes, esto último como herencia de nuestros ancestros, los sumisos Indios que poblaban la isla, que se postraron ante el hombre blanco y sus enormes corceles, hoy, gracias al esfuerzo denodado de una clase política sacrificada por el bienestar del pueblo, nos hemos convertido en el real sueño latinoamericano.
Ya, por fin, el sueño Americano no radica en los Estados Unidos de Norteamérica, sino aquí, en la orgullosa y prospera República Dominicana, la indómita y brava. Por eso sospecho, que la avalancha de inmigrantes Hondureños con supuesto destino a los EEUU, no es más que una pantalla para utilizarlo como puente, a fin de llegar a este bendecido paraíso y próspero país, sin poner en dudas, que este acto podría intentar ser imitado por la gente del Oeste.
Fíjense nomás, que hasta una avalancha de nacionales haitianos en busca de vida hacia otros países, incluyendo el nuestro, fue contenida motu proprio, dentro de sus límites fronterizos, gracias a la pronta y oportuna acción de nuestros bien abastecidos Comedores Económicos, los cuales hicieron acto de presencia en ese país cuando la devastación causada por el gran terremoto, donde hasta una Universidad le regalamos, sin contar, claro está, el servicio prestado por nuestros empresarios políticos y en especial, de algunos “honorables” que se pusieron a las órdenes de las malogradas autoridades haitianas, aunque pocos “reconozcan este sacrificio”.
Ingenio era lo que nos faltaba para hacer de sueños y promesas políticas, toda una realidad. Y es que a pesar de que cada día son menos las tierras para cultivar, debido a que son indiscriminadamente utilizadas para yonker; lava autos; colmadones; construcciones de “residenciales” y demás yerbas, se anuncia el incremento de la producción agrícola, gracias a las directrices emanadas del cielo y ya, para finales de año, todo será abundancia y cero carestías.
Ufff, eso sí es bueno, con todo y que el dólar se haya disparado, lo cual carece de importancia, porque los genios que nos gobiernan y manejan números, lo que pudiera ser rojo negativo, lo hacen azul positivo. Por igual, ya en este solar no se puede hablar de analfabetismo, zasssss, eliminado de raíz como en ninguna parte de Latinoamérica y cuidado si del mundo; ¿Hambre? ¿Pero dónde? Eso fue otra cosa que pasó de moda, gracias al valeroso esfuerzo de nuestras autoridades, teniendo como principalía al Ministerio de Agricultura, con todo y no aparezca un agrónomo por los sembradíos de los agricultores más pobres o de menos recursos, con el fin de orientarlos y darles seguimiento a las siembras. Y todo esto es posible, porque somos unos bárbaros, aún y el campesino dominicano no quiera trabajar la tierra aunque sí ganarse la paga diaria y tengan que venir del Oeste para hacer el trabajo, con todo y que la labor que pueden realizar 5 o 10 personas, haya que contratar 20 para el mismo resultado mediocre, por igual, adiós hambre, adiós.
Con todo y esto, puede que aparezcan personas que vean otra cosa, por ejemplo; que los precios de los alimentos se disparan como si estuvieran montados en un cohete, totalmente divorciados de la realidad, porque sufren la enfermedad de “falsa percepción”, ya que ante cualquier subida de precios o desabastecimiento, de inmediato se proporcionan “permisos” de importación, no para causar más pobreza en los pequeños y medianos productores y mucho menos hacer unos cuantos más millonarios sino, para que el pueblo se sienta bien, alegre y gozoso, como lo está. No se puede ser mal pensado, porque este es el país, donde todo se hace posible. ¡Sí señor!