¿Cómo llamar al prócer del trabucazo, Matías o Ramón? Me siguen llegando diferentes respuestas que inclinan la balanza a pensar que las dos fórmulas son igualmente válidas.
El historiador Juan Daniel Balcácer, por su parte, produjo en diciembre del año pasado un correo electrónico dirigido a otros destacados colegas suyos, refiriéndose a casos de “dominicanos conspicuos que, por diversas razones, variaron el orden de los nombres con los que fueron bautizados”.
Balcácer se refiere a diferentes documentos en los que Mella firmó o aparece indistintamente como Matías Ramón Mella, Ramón Mella, Ramón M. Mella y simplemente R. Mella. Sostiene Balcácer en su citado “email” que, ya adulto, a Mella no le gustaba emplear el “Matías”.
Me gustaría complacer aquí a la buena cantidad de personas que me han escrito sobre el tema, pero no dispongo de espacio para ello.
En lo que a mí respecta, me inclino por institucionalizar la fórmula Ramón Matías Mella, por tres razones: primera, que parece que era como le gustaba a él; segunda, porque así fue como me lo enseñaron en la escuela; y tercera… ¡porque es más bonito!