Sigamos promoviendo lo mejor de las comunidades de RD

Sigamos promoviendo lo mejor de las comunidades de RD

Sigamos promoviendo lo mejor de las comunidades de RD

Constantemente me he aferrado a creer que el atractivo más importante de una nación es la idiosincrasia de sus ciudadanos, ya que dependiendo de las actitudes y comportamiento de las personas dentro de un determinado territorio se proyecta y genera hacia el exterior una idea positiva, negativa o simplista de su lugar de origen.

Asiduamente uno escucha a quienes tienen el privilegio de conocer otros destinos, que tal o cual lugar le dejó perplejo, así como su gente. Por el contrario, hay quienes al visitar un destino prefieren quedarse única y exclusivamente con la hermosura y esplendor del sitio, colocando en el último puesto la experiencia social, roce o trato humano.

La República Dominicana, un país bendecido por Dios, tiene el privilegio de dejar en la mente de todo turista una competencia sobre cuál ha sido la vivencia o la mayor de sus experiencias dentro de nuestro territorio, si el trato afable, cooperador, bondadoso y alegre del dominicano o la majestuosidad de sus playas. Y es en este punto donde quiero hacer énfasis, buscar más alternativas de promoción.

El éxito que hemos logrado en el sector turismo va aunado a la singularidad del dominicano y a la nueva visión de este Gobierno en su política hacia el turismo, fuente principal de la economía, pero creo que en adición a lo que se está logrando y aprovechando este momento estelar en el que se encuentra nuestro turismo debemos de incentivar mucho más el turismo comunitario.

Si bien es cierto que el turismo comunitario no es una actividad masiva no menos cierto es el hecho de que a través del mismo se aportaría y se fortalecería a las comunidades y al mismo tiempo, se lograría una cadena en la cual convergerían herencia cultural, medio ambiente, sustentabilidad y el trato acogedor de nuestro pueblo.

Considero que, así como va creciendo el turismo de salud en nuestro país con una cooperación de lo público y lo privado, también puede y debe de tonificarse más dicha opción que entendidos en la materia han denominado como turismo comunitario.

Ejemplo de ello tenemos en nuestra provincia de San Cristóbal, lugar donde se firmó la primera Constitución de la República Dominicana el 6 de noviembre de 1844, contamos con el monumento a los Constituyentes, del que podemos a través de un plan lograr y organizar que el mismo no sea sólo un lugar para ofrendas florales, sino también un lugar que sirva para promover la enseñanza de nuestra historia constitucional, tanto a locales como a extranjeros. De igual modo, recientemente en un artículo anterior hablaba de un inmueble que se encuentra en la comunidad de Najayo en San Cristóbal, una mansión que fue propiedad del dictador Rafael Leónidas Trujillo que se encuentra abandonada. Indicaba que el espacio debería de ser objeto de un estudio para ver si procede el rescate de la mansión y utilizarlo como un centro de arte y cultura para los más jóvenes de esa localidad.

Al mismo tiempo, promover las playas de Nigua, Najayo y Palenque, lugares hermosos y acogedores de nuestra provincia, entre muchos otros con valor histórico.

Sé que son innumerables los lugares que se encuentran en nuestras comunidades que cuentan con un alto potencial de convertirse en destinos turísticos alternativos. La tendencia en el mundo es esa innovar en lo que ofrecen; para lograrlo tenemos la Ley 176-07 del Distrito Nacional y los municipios que le da facultad a los ayuntamientos para que en una competencia compartida con el Gobierno central promuevan y fomenten el turismo.

Sigamos innovando e impulsando lo mejor de nosotros como dominicanos y a la vez continuemos dándole oportunidad a nuestros niños y jóvenes para que se involucren en lo que su entorno puede ofrecerles, que sea adecuado y de gran valía para su vida.

Aplaudo y a la vez agradezco a Dios por el hecho de que el Gobierno de Luis Abinader ha podido reactivar el sector turístico en tiempo oportuno, en medio de una pandemia que arrodilló a todo el mundo, no hay lugar a dudas que todo gobernante sólo necesita voluntad para hacer que las cosas funcionen en beneficio del pueblo que le eligió.