Siempre la Policía

Siempre la Policía

Siempre la Policía

Nassef Perdomo Cordero, abogado.

El despertar del domingo fue triste y pesado para muchos dominicanos. La noticia del asesinato de una joven profesional por parte de un agente policial dominó las conversaciones y amargó el inicio de semana. No hay palabras para describir la muerte violenta de Leslie Rosado por parte de un agente policial, encargado de protegerla precisamente de hechos como el cometido por él.

Es su historia y la de muchos dominicanos que, ante la pasividad social, caen abatidos sin explicación ni consecuencia por agentes del orden. En algunas ocasiones, como en ésta o en la de la pareja de esposos evangélicos asesinados a principios de año, la sociedad reacciona, perola mayor parte de las veces las muertes de ciudadanos a manos de la Policía no pasan de ser una breve nota en las páginas internas de los diarios.

Poco más.
Y esa es la doble tragedia de la violencia policial, que ocurre, pero también que casi nunca indigna. Esto no es culpa de las víctimas ni de sus dolientes, por lo que es injusto pretender relativizar el dolor de sus allegados. Cada tragedia lleva el mundo de quienes la sufren, es lo humano.

Y la sociedad debe respetarlo. Pero lo que no puede hacerse es pretender que son pocos los casos, o que esta práctica criminal es poco usual. No lo es. Ese punto ciego ha sido uno de los principales obstáculos al surgimiento de la presión social necesaria para que el gobierno acometa la labor titánica de reformar la Policía Nacional.

No podemos continuar en esta ceguera voluntaria. O asumimos con seriedad la profundidad del reto que enfrentamos, o este nos seguirá dominando como hasta ahora. Como sucede con casi todas las reformas, la policial también pasa por un acto de sinceridad: admitir que esa es la Policía que como sociedad hemos querido o, al menos, tolerado. Ese es el primer imperioso paso para lograr transformarla en un instrumento útil de seguridad ciudadana para la convivencia pacífica.



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