La amenaza que hace la familia Castillo y su “Fuerza” Nacional “Progresista” de que renunciarán del Gobierno en caso de que se apruebe tal cual ha sido presentado el Reglamento para la aplicación del Plan de Regularización de Extranjeros es -a mi juicio- un burdo chantaje.
Es, parafraseando al presidente Danilo Medina, algo “inaceptable”.
Pues por más “representativo” que sea un aliado político, no se le puede aceptar que pretenda imponer su lógica de pensamiento y su visión sobre el tema migratorio a todo el mundo, y peor aún, descalificar y llamar traidor a todo el que no esté de acuerdo.
Entiendo que la familia Castillo tiene todo el derecho a fijar su posición sobre el tema de los inmigrantes haitianos.
Pero chantajear a todo un gobierno, empezando por el ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, y terminando con el presidente Medina, está fuerte.
Lástima que al Presidente le tiemble pulso frente a estos chantajistas históricos. Si fuera yo les tomara la palabra y los “renunciara” a todos con un solo decreto.
El Gobierno no debe hacer caso a estos cantos de sirena de gente que pretende hacer del miedo y el odio los ejes de su accionar político.
Si los Castillo quieren renunciar, que renuncien.
Aunque cuando viene a ver, su “valentía” resulta igual a la de los reformistas liderados por Quique Antún, que han anunciado que rompen su alianza con el Gobierno, aunque no están dispuestos a dejar sus carguitos por ahora.
En ambos casos, pienso yo, si en verdad los Castillo y los reformistas pasan del cacareo a los hechos y renuncian y se van del Gobierno, ganamos todos.