Adversarios de Danilo Medina circulan por redes sociales el video en que explicó hace cuatro años su preferencia por el sistema estadounidense que permite una sola reelección presidencial.
Parte de su motivación es claramente permitir que nuevas generaciones con liderazgos de relevo vayan sustituyendo a gobernantes cuyos dos períodos concluyan.
El ariete contra una eventual postulación de Medina en 2020 es una falsa defensa de la Constitución, cuya vigésima disposición transitoria inequívoca pero revocablemente lo impide, pese a que sí habilita a Leonel Fernández, quien lleva tres y no dos presidencias.
Todas las disposiciones constitucionales son por sí mismas legales, pues imposiblemente serían inconstitucionales; constituiría una aporía similar argüir el sofisma de que una verdad sea mentira.
Pero todo pacto social, más aun el fundamental que es la Constitución, legitima su legalidad en algún ideal de justicia, equidad y otros principios citados en su Preámbulo.
Descaradamente, el único punto defendido a rajatabla por noveles constitucionalistas es impedir a Medina postularse, sin objetar por similares motivos prácticos, morales o éticos a Fernández.