Porque: “Los hombres sabios, aprenden
mucho de sus enemigos”
Aprender sin pensar es
trabajo inútil,
pensar sin aprender, es
peligroso.
Confucio.
Hemos y convivimos con la tragedia, con el peligro, y apenas nos inmutamos. Es como si fuese un sentido irresponsable al cual nos hemos acostumbrado, perdiendo el miedo, pero que a la vez, nos esclaviza a los caprichos de fieras insaciables que se han apoderado de la política, si, de aquella partidista clientelista que ha devorado los cimientos éticos que nos sustentaban.
Por eso, es mejor cascar antes de la catástrofe, que pretender hacerlo cuando esta llegue, señalando todos los indicios, de que llegará, más temprano que tarde. Quizás me apresuro tan despacio como puedo y viceversa, en continuar con la cantaleta que a muchos mortifica, como si la situación es la primera vez que nos ocurre, pero, de lo que si estamos convencidos, es que las tragedias ocurren por una cadena de sucesos y si rompemos esta, evitamos las primeras.
Por pura casualidad, ¿alguien recuerda a Trujillo? ¿Sus famosas elecciones para elegir Presidentes? ¿Encuentran algún parecido con situaciones recién pasadas como por ejemplo, para elegir dentro de un partido secuestrado por una sola persona? ¿No? de así ser, no tendríamos que continuar, pero sé que no es así. Las marañas de intrigas son cotidianas y de tal variada magnitud, que las dejamos pasar sin asombro alguno.
En estos momentos, acabados de salir debajo de una pesada carga inmoral y corrupta, nos damos de frente con unas desvergonzadas declaraciones de un “honorable”, sobre que no se puede legislar para bien propio, refiriéndose a que “la modificación de la Ley del Inapa es un golpe a la Institucionalidad, se viola la Constitución, que establece que nadie puede legislar en su propio provecho” y eso, es correcto, pero solo atinamos a pensar, que no tiene memoria para recordar siquiera el presente que vive, porque al referirse a la Ley, se le olvida que es igual para todos. O quizás sea que está tan acostumbrado, o están, que del barrilito parece desconocedor, porque, ¿quiénes fueron que aprobaron ese mamotreto para su propio beneficio?
Es por eso que nos cuestionamos, si en verdad los pueblos, saben o conocen lo que quieren. Nos parece que no, más bien, esa masa amorfa, acepta conforme, lo que sus mentores políticos, les venga en ganas. ¡Para otros no, pero, para nosotros sí! Eso tiene un nombre pero no voy a manchar esta página.
Es tanto el peligro que nos acecha frente a este barreño político, depredadores de sus propias verdades, que hasta ellos mismos fingen asombrarse frente el titular de una noticia, donde se hablaba sobre el ciclo del narco, que habían completado unos acusados de narcotraficantes. Mentiras del diablo, porque conocen muy bien, que muchos y famosos “servidores del pueblo” sí que en verdad habían completado el ciclo: primero, patrocinadores de viajes ilegales con agua por delante y por detrás; segundo, jugadores o banqueros”, tercero, narcotraficantes gananciosos con mucho dinero, y cuarto, dignos empresarios y políticos “honorables” representantes.
Como dicen por ahí, ojo pelao con esta situación que enfrentamos, donde los llamados a enfrentar aquellos “honorables” que nunca lo fueron, pero que dejaron de nombrarse así y que produjeron innumerables escándalos, muchos no encuentran un mínimo vestigio de que algo bochornoso hayan ejecutado en contra del erario.
Ahora el mayor culpable de todas esas indelicadezas y después de haber salido frustrado de su principalía en el Estado y haber derrochado a trocha y mocha el erario en esa gran masa que camina con el estómago, cuyo comportamiento, es similar a los lobos que acaban con los coyotes y, a pesar de que los cuervos no son tan fuertes carroñeros, por igual saben armar disturbios para distraerlos a los dos y apoderarse de la carroña, de igual se le viraron en el momento crucial. Algo así como buñuelo en aceite caliente.
Pero, ahora se descanta como “Presidente” de facto, ya que siempre ha tenido el mando, pero, en realidad, no era esa la “Presidencia” que deseaba con vehemencia, era la otra, aunque nunca usara la cinta o el número uno. Bueno, algo parecido a Trujillo, ¿o no? ¡Sí señor!