Apesar de las graves dificultades que viene confrontando el mundo en casi los dos últimos años debido a la pandemia del Covid-19, el deporte dominicano logró triunfos significativos en la casi totalidad de los eventos internacionales que participó en 2021.
El más sobresaliente lo constituyó su exitosa participación en los Juegos Olímpicos de Tokio, Japón, con la obtención de cinco medallas, tres de plata y dos de bronce.
Es una actuación que quizá habría que esperar mucho tiempo para que se repita.
No hay duda que el respaldo del gobierno fue fundamental para ese logro sin precedente.
Ahora, si bien no se puede ser pesimista sobre el futuro del deporte dominicano, hay que llamar la atención a hechos que se vienen produciendo a lo interno del movimiento deportivo , porque no es un secreto para nadie que las fuertes contradicciones entre altos dirigentes que aspiran a dirigirlo, se agudizan cada día.
En ese sentido, sería un paso positivo, que se integrara una comisión de notables ligados históricamente al deporte, para que buscaran una posible, porque es muy difícil poner de acuerdo a esos jureles que lo único que dan prioridad es en sus intereses personales, para ver cómo se puede evitar una crisis que de no evitarse, definitivamente va a explotar con fuerza de bomba “nuclear” en los próximos meses.
Esos problemas intestinos en el seno del deporte nacional no son nuevos, se vienen cocinando desde hace tiempo, pero no han estallado con todo el potencial, tal vez, a por “la gracia divina”.
Ojalá que en los próximos días aparezcan esos personajes independientes que den el primer paso en un intento para evitar que las cosas sigan transitando el peligroso y turbulento camino que están trillando sus dirigentes.