Siendo su padre un ejecutivo de una importante aerolínea estadounidense, Javier Moro tuvo la suerte de viajar desde muy joven por varios países de África, Asia y América.
Pero cuando cerca de la década de 1970 su progenitor comenzó a trabajar para Viasa, la extinta aerolínea bandera de Venezuela, su vida se transformó.
Sus frecuentes visitas a ese país hicieron que en él naciera una gran fascinación por la nación sudamericana.
El escritor español cuenta que tiene vivos recuerdos de un lugar próspero, con un gran dinamismo económico y una modernidad que en los años 70 no veía en su Madrid natal.
Sus vínculos con Venezuela y la crisis política que azota al país desde hace más de una década lo motivaron a escribir «Nos quieren muertos» (2023), un libro en que relata la historia de Leopoldo López, el líder opositor venezolano que acabó en el exilio, y explica cómo la democracia venezolana «se fue deteriorando poco a poco».
Moro, aclamado novelista, recibió en 2011 recibió el Premio Planeta por «El imperio eres tú» y en 2018 se hizo con el Premio Primavera de Novela por «Mi Pecado».
BBC Mundo habló con él en el marco del Hay Festival Querétaro, que se celebra del 5 al 8 de septiembre.
Venezuela era un país en el que yo quería vivir porque era un lugar muy próspero.
La gente ganaba mucho dinero y se veía, se sentía prosperidad en todos lados comparado con España.
En aquella época Venezuela tenía autopistas enormes y coches que no había en mi país.
Recorrí todo el país: me enamoré de su selva, y estuve con los indios yanomami.
Yo iba mucho a Venezuela, precisamente porque mi padre trabajaba para Viasa y teníamos muchos amigos venezolanos.
Mi juventud estuvo muy vinculada a ese país. Por eso, de alguna manera acabé escribiendo este libro años después.
¿Qué queda de esa Venezuela que conociste en esa época?
Muy poco.
Yo conocí la Venezuela de Carlos Andrés Pérez, cuando él viajaba con un séquito de 70 personas y era un líder que pisaba fuerte, porque Venezuela era un país riquísimo, aunque sólo fuese por el petróleo.
Es verdad que también era un país corrupto. No podemos idealizar todo el pasado.
Venezuela era el país más rico de Sudamérica, luego llegó Hugo Chávez y en poquísimo tiempo lo convirtió en el más pobre de Sudamérica».
Era una nación donde había separación de poderes, pero se puede decir que el poder judicial también estaba sujeto a las presiones de la élite.
Venezuela era una democracia, pero no era una democracia perfecta. Era una democracia muy sui géneris.
Pero el país funcionaba, era el más rico de Sudamérica. Luego llegó Hugo Chávez y en poquísimo tiempo lo convirtió en el más pobre de esa región.
Me parece inaudito que aún haya gente que siga defendiendo eso.
¿Por qué eliges la figura Leopoldo López?
Quise escribir un libro que contara la Venezuela madurista desde adentro, que contara lo que implica vivir en Caracas bajo el gobierno de Nicolás Maduro y cómo ha afectado a una familia como la de Leopoldo López, que era una familia de clase media alta.
Es un político que se enfrentó al régimen y su familia terminó siendo perseguida de una manera salvaje. Se entregó voluntariamente, lo metieron en la cárcel y lo torturaron.
Pensé que era un excelente personaje porque tiene un aura de héroe en el sentido clásico de la palabra. Él pudo haberse ido a Miami, pero se entregó a la justicia chavista, sabiendo perfectamente que no tendría un juicio justo y que lo iban van a empapelar.
Y eso hicieron. Le hicieron un juicio amañado y lo condenaron a 14 años de cárcel, de los cuales acabó cumpliendo siete, cuatro en la cárcel de Ramón Verde, tres en casa por cárcel y uno en la embajada de España.
En el libro cuento cómo se organiza toda la familia para sobrevivir al embate de la tiranía, porque en Venezuela ya no se puede decir que hay una dictadura.
En las dictaduras se cumplen ciertas reglas y se respetan ciertas normas; el país se ha convertido en una tiranía sin normas y con una arbitrariedad absoluta.
Estamos viendo como un ciclo.
Lo que está pasando con María Corina parece que ya lo hemos vivido con Leopoldo López y con Juan Guaidó, con quien también vivimos la falta de reconocimiento internacional de Maduro.
Lo que pasa es que siempre que se repite la historia también tiende a repetirse de una manera distinta. Nunca es igual.
Yo espero que ahora se consiga finalmente liberar al país del yugo madurista.
En América Latina hay una gran tradición de caciques y de dictadores, a veces muy crueles, pero también hay una gran tradición de luchadores contra estos caciques.
Varios gobiernos han reconocido a Edmundo González como presidente electo y muchos comparan eso a lo que pasó con Guaidó hace algunos años. ¿Crees que es una comparación justa?
No, no es justa, porque Guaidó no fue electo mayoritariamente. La oposición aprovechó un truco constitucional para quitarle la legitimidad a Maduro y dársela a Guaidó, y funcionó.
El caso de González Urrutia es distinto porque ha ganado unas elecciones con una mayoría aplastante. Tiene mucha más legitimidad que la que tuvo Guaidó, aunque Guaidó también la tenía.
Es muy fácil meterse con Guaidó ahora, porque no consiguió la meta de acabar con el autoritarismo de Maduro. Pero estuvo muy cerca de conseguirlo. Lo reconocieron 50 países.
También se meten con Leopoldo López porque tampoco lo consiguió, pero todos estos soldados de la libertad han hecho falta, han sido necesarios para llegar a donde estamos hoy.
Tuvimos la fase de Henrique Capriles Radonski, la fase de Leopoldo López, la de Guaidó y ahora estamos en la fase de María Corina Machado y Edmundo González, que esperemos que sea la definitiva.
Pero no descarto que tanto María Corina como Edmundo acaben exiliándose en Miami o en España.
En el libro dices que Chávez se dedicó a dinamitar la democracia de Venezuela y nadie ni adentro ni afuera del país entendía bien lo que estaba pasando. ¿Cómo pasó esto?
Pasó metódicamente. Chávez fue muy astuto y consiguió convencer a las élites venezolanas que lo ayudaron a auparse en el poder y pensaron que podrían controlarlo.
Siguió los dictados del hombre que más admiraba, que lo sedujo y se convirtió en el arquitecto de la Venezuela actual: Fidel Castro. Fue un escudero muy fiel del cubano y se dedicó a sabotear la democracia por dentro.
Primero cercenó la libertad de expresión, hizo que personas allegadas a él compraran medios de comunicación y cerró otros que no sentían simpatía por su causa.
Luego le tocó a la justicia. Apresó a la jueza María Lourdes Afiuni, quien se negó a obedecer a Chávez en un caso en el que el exmandatario le pidió meter preso a un banquero y ella no lo consideró justo y lo liberó.
Chávez se enfadó tanto que la mandó a condenar, y aún hoy sigue presa.
Ahí se acabó la independencia judicial, porque el caso creó tanto miedo en los demás jueces que nadie más se atrevió a desobedecer sus órdenes.
Luego se hizo con los militares mediante el caso de Raúl Baduel, quien era un militar amigo suyo y compañero de promoción.
Baduel se opone a la cubanización del ejército y Chávez lo manda a detener, le atribuye un juicio por traición y lo mete en la cárcel, en donde murió en 2021.
Es imposible entender Venezuela si no se entiende la manera en que Cuba está metida en el país».
Ahora a los militares no se les pide que sean leales a la Constitución, sino al chavismo.
Luego les quedaba atemorizar a la sociedad civil. Por eso tomaron a Leopoldo López, le montaron un juicio y lo metieron preso. Así quedó la sociedad atemorizada y se destruyó la democracia.
¿Qué errores crees que Leopoldo López o la oposición cometieron en su época?
Errores se cometen siempre y no me quiero enfocar en ellos.
Algunos piensan que Capriles cometió un error al no pelearse las elecciones de 2013. Pero el chavismo lleva robándose todas las elecciones desde que murió Chávez.
Critican mucho a la oposición venezolana y dicen que está desunida, pero que me nombren un solo país en el que la oposición está unida. No existe.
La oposición venezolana no lo ha hecho mal y mucho ha conseguido. Han sacado a millones de personas a la calle, pero la gente no entiende lo difícil que es sacar a un régimen como el de Nicolás Maduro.
¿Crees que lo mejor que pudo hacer Leopoldo López fue exiliarse en España?
Leopoldo no tenía otra opción y eso lo explico muy bien en el libro. No le quedaba de otra.
¿Tú qué harías? ¿Dejarías a tu madre morir en el exilio? ¿Abandonarías a tus hijos y a tu mujer? ¿Te irías a vivir en la clandestinidad?
A Leopoldo le reprochan no haber muerto como un mártir. Si hubiera muerto como un mártir ahora sería San Leopoldo López.
Pero tuvo que elegir entre su familia y su propia seguridad, y eligió a su familia.
Leopoldo López acabó exiliado, así como Guaidó, ¿qué crees que pasará con María Corina? ¿Tendrá éxito?
Yo quiero ser optimista y quiero creer que esta vez es la definitiva.
El régimen chavista perdió el apoyo popular y está clarísimo que la mayoría del pueblo venezolano odia al gobierno de Maduro.
Creo que sin apoyo popular no pueden durar mucho. Pero es verdad que el régimen de Cuba tampoco tiene apoyo popular y tiene 70 años en el poder.
El chavismo quiere muertos a María Corina Machado y a Edmundo González o quiere que se larguen a Miami porque así los matan políticamente».
Espero que la propia estructura militar y policiaca del chavismo se resquebraje por algún lugar.
Es importante lo que dijo Juan Carlos Delpino (uno de los rectores del CNE), un hombre que estaba dentro del aparato, que ha confesado que las elecciones fueron absolutamente manipuladas.
Es importante porque la gente de adentro está empezando a hablar en contra de la cúpula chavista conformada por Diosdado Cabello, los hermanos Rodríguez, Nicolás Maduro y Vladimir Padrino.
¿Qué piensas que hace falta para que la oposición venezolana tenga éxito y llegue al poder?
Tiene que haber una combinación de presión interna e internacional, que es algo que ya está pasando.
No hay ningún país serio que haya aceptado el veredicto del CNE. Los países serios están con González Urrutia y María Corina Machado
Y la presión interna la está ejerciendo Machado, pero lo hace a su ritmo y a su manera, porque ella sabe que ahora, con el aumento de la represión, no se puede mandar a la gente a salir a la calle para que los maten.
El pueblo está desarmado frente a un ejercito con armas.
Hace falta entonces una mezcla de acciones cívicas, huelgas de brazos caídos, marchas espaciadas en el tiempo, como se está haciendo.
Pero es una situación difícil por la geopolítica. A Putin le interesa muchísimo tener en América a una Venezuela aliada de Rusia. También están los chinos, los bielorrusos, los cubanos y los turcos.
Háblame del título del libro, ¿a quiénes quieren muertos?
El chavismo siempre ha querido matar la democracia y la libertad, matar a la sociedad libre.
Es un poder omnímodo que les dispara y ahora mete en la cárcel a niños y adolescentes.
Nos quieren muertos a todos es una frase que dijo Lilian Tintori (la esposa de Leopoldo López) cuando sobrevivió a un atentado en la campaña por la Asamblea Nacional en 2015, en el que mataron a un concejal adeco en un pueblo de Venezuela.
El chavismo no sólo quiere a los líderes opositores muertos físicamente, sino políticamente y socialmente, es lo que han querido siempre: matar a la oposición, matar a la voz de la sociedad libre y de sociedad civil.
Y lo han conseguido. No lo del todo, pero siguen trabajando por lograrlo.
El título sirve hoy porque el chavismo quiere muertos a María Corina Machado y a Edmundo González o quiere que se larguen a Miami porque así los matan políticamente.
¿Qué piensas de la órden de captura que el gobierno venezolano ha emitido contra Edmundo Gonzalez?
Si la ejecutan, la orden de captura puede ser el final del régimen.
Creo que quieren meterle miedo y «facilitarle» la huida a Miami o a Madrid y así lo habrán matado políticamente.
Es inaudito que unos delincuentes cuyas cabezas tienen precio metan preso al presidente electo de un país.
Fuente: Infobae